ADN I sacó provecho del desgaste de rivales y ganó
No pudieron retener el título. El club más antiguo del país, Andes (fundado en 1938), que lideró durante mucho tiempo, la edición 72 de la Regata Guayaquil-Posorja, al final no mantuvo su ventaja. De nada sirvió el cartel de “favorito”, por haber ganado el año anterior, por lo que se conformó con el segundo lugar, tras llegar a la meta en 7:0657”. Los primeros en topar el muelle de Posorja fueron los remeros de ADN I, que hicieron un crono de 6:55:18”.
Desde que inició la prueba (00:15 de ayer), que tuvo como punto de partida el muelle del Discovery, ubicado en el Malecón de Guayaquil, las 18 yolas participantes salieron a velocidad con la finalidad de tomar la punta del certamen y alejarse rápidamente de sus rivales.
En la regata participaron la Escuela de Asociación de Remo del Guayas, Barracuda, Asociación Deportiva Naval I, II, III y IV, Cocodrilo Remo Club, Poseidón Remo Club, Cleveland Sorting Club, Deportivo Ferroviario, Semilleros de Dios, Regatas Posorja, Escuela Municipal La Playita del Guasmo, Astillero Remo Club 1 y 2, Andes, Emelec y La Salle.
Los remeros de Andes, liderados por Walter Gómez, uno de los más experimentados en esta regata (ha participado durante 40 años), rápidamente tomaron la punta.
Detrás de este club siempre estuvo el de ADN I, que en ningún momento perdía de vista a los remeros de los Andes. Los de la Armada los escoltaron la mayor parte de la prueba.
Asimismo, otro que se mantuvo entre las tres primeras yolas fue la de los Cocodrilo que eran seguidos por ADN II y Astillero. Estos equipos fueron los que marcaron la diferencia desde que comenzó la regata al disputar los primeros lugares durante la travesía.
Cuando el cronómetro marcó la primera hora de la regata se inició la parte más dura de la competencia, pues los remeros se enfrentaron a varios obstáculos, como bancos de arena y lechuguines, que encontraron en la zona Punta Piedra, a 15 millas náuticas de Guayaquil.
Los timoneles de las embarcaciones se encargaron de dirigir las yolas. Las linternas fueron útiles en esta carrera, pues las yolas se movieron entre tinieblas.
Llegando a la tercera hora de la prueba, cayó una lluvia que refrescó el ambiente y a los remeros, que poco a poco empezaron a sentir los estragos de la competencia más larga del mundo, que cubre una distancia de 56 millas náuticas (102 km).
Los primeros rayos del sol
Poco a poco la luz de la mañana se hacía presente y la visibilidad mejoraba. Debido a esto, los competidores se desenvolvieron mejor y las linternas fueron apagadas.
Cuando faltaba una hora para llegar a la meta, los clubes Andes, ADN I, Cocodrilo y ADN II, habían sobrepasado con una gran distancia al resto de equipos que participaron.
El grupo ganador del año anterior mantenía la ventaja de unos 200 m, ante Cocodrilo, que se ubicaba momentánemente en segundo lugar, mientras lo seguía de cerca ADN I y más atrás su compañero (ADN II).
Andes pierde la punta
Cuando todo parecía que Andes llegaba a la meta sin dificultad, las condiciones del mar, que estaba agitado, más un estancamiento en un banco de arena, y el desgaste físico de dos de sus remeros, les hizo bajar el ritmo.
A menos de 40 minutos de concluir la regata y cuando se podía divisar la meta, el cuarto borda de Andes, Jhon Gualas, tuvo un calambre a nivel abdominal y esto produjo que el capitán, Walter Gómez, tomara su posición.
El veterano remero agarró el remo de Gualas y con un “¡Vamos carajo!” motivó a sus muchachos. Pero, este percance, les hizo perder tiempo, que fue aprovechado por los de Cocodrilo.
ADN I no se deja alcanzar
Pero a los integrantes de Cocodrilo no les duraría mucho la ventaja, pues la marejada provocó su desviación y se estancaron en la arena.
Los que estaban terceros, ADN I, superaron al Andes y a Cocodrilo; y cuando apenas faltaban 30 minutos para llegar a la meta se esforzaron al máximo.
Entre el aplauso de los cientos de habitantes de Posorja, que se dieron cita en el malecón del cantón, llegaron los campeones.
El timonel del club ADN I, Jorge Marcillo, sostuvo que su equipo nunca perdió las esperanzas de rematar al final, pues aprovechó las complicaciones que sufrieron Andes y Cocodrilo. “Nosotros veníamos con buen ritmo. Nunca le perdimos el rastro a los remeros de Andes. Son unas máquinas, pero al final bajaron las revoluciones y fue ahí cuando aprovechamos para tomar la punta”, afirmó Marcillo.
Luego de la llegada de las demás embarcaciones, a las 10:00, se realizó la premiación de los nuevos monarcas.