La función motriz persiste durante mucho tiempo en las personas afectadas por el alzhéimer. Los ejercicios físicos y los movimientos son esenciales para mantener el mayor tiempo posible estas capacidades físicas.

La ventajas también son: favorecer el apetito, la respiración y el corazón; pueden desarrollarse en casa, bajo su supervisión, sin necesidad de un fisioterapeuta.

La actividad física es reconocida como beneficiosa para la prevención y el tratamiento complementario de una serie de patologías, entre ellas las demencias. Muchas patologías están asociadas a un estilo de vida sedentario y malos hábitos nutricionales.

Durante el envejecimiento se va produciendo un deterioro fisiológico que hace más vulnerable a esta población a la aparición de enfermedades. Por otra parte, se va perdiendo fuerza y masa muscular, la que va induciendo un estado de fragilidad que contribuye al riesgo de caídas y que acrecienta el deterioro en la calidad de vida.

Por estas razones, la actividad física en el adulto mayor y en especial aquellas relacionadas con la fuerza muscular son recomendadas para atenuar el deterioro producido por la edad avanzada.

Los ejercicios recomendados son los de predominio aeróbico, los que pueden ser alcanzados con actividades recreativas o más estructuradas. Se recomiendan ejercicios de fortalecimiento del miembro inferior, en especial aquellos orientados a la musculatura extensora de rodillas.

En cuanto al miembro superior, además de los ejercicios de fortalecimiento general, es necesario incorporar ejercicios para fuerza de prensión palmar, ya que se ha demostrado que el deterioro de la fuerza de agarre se relaciona con el entorpecimiento para la realización de tareas cotidianas.

Sin duda que ejercitarse en compañía es siempre una opción más atractiva que hacerlo solo. La incorporación a programas de adultos mayores resulta en un impulso para mejorar la condición física y aminorar el deterioro de llevar una vejez sedentaria. Lo importante es empezar cuanto antes.