El suicidio por depresión
Frente a la fragilidad y humillación
La dificultad de dar sentido a la propia vida ante una serie de cambios que alejan al sujeto de ideales masculinos hegemónicos tan potentes como la fortaleza, la capacidad de recuperación física y mental, independencia, eficacia, control afectivo y seguridad, lleva a los varones viejos a vivencias de humillación y vergüenza de sí que pueden manifestarse en conductas dilatorias frente a la enfermedad y al suicidio.
‘La conducta masculina tradicional’ explica los retrasos o evitaciones en los hombres que requieren asistencia en salud. Las explicaciones referidas aluden a la dificultad de exponerse frágiles, confiados y dependientes del otro, sacrificando de esta manera su potencia y control de la situación.
El modo de recuperar un control imaginario de su masculinidad tiene un costo considerable para la salud, ya que la atención se realiza cuando el dolor o malestar se agrava. Entre las referencias habituales de los varones ante la visita al médico, se encuentran: las largas esperas, recibir indicaciones y someterse a procedimientos médicos, someterse al veredicto de un diagnóstico, lo que genera una sensación de impotencia frente a la intervención y capacidad del otro, a la exposición de fragilidad y la pérdida de autonomía y valor personal.
Si la habilidad para mantener la autonomía personal en la mediana y tercera edad es un indicador de envejecimiento exitoso en la cultura occidental, el impacto de la dependencia en los varones viejos resulta más denigrante ya que la pérdida de masculinidad tiene una importante repercusión sobre su identidad personal. Por esta razón, algunos autores aconsejan que los practicantes de los cuidados de la salud tengan en cuenta esta dimensión.
En las historias de la propia enfermedad o ‘patografías’ de escritores varones viejos destaca que aún con buenas condiciones económicas, apoyo afectivo y buenas relaciones con médicos influyentes, todos padecieron someterse a la atención médica y recurrieron a múltiples recursos internos para mantener un sentido de individualidad, amor propio y dignidad. Incluso en muchos casos al suicidio.
La situación a nivel internacional actual acerca del suicidio muestra una alta proporción de adultos mayores, con un incremento progresivo según avanza la edad, y dentro de estos se destaca particularmente la proporción de varones con respecto a mujeres.
El Perfil Epidemiológico del Suicidio en Argentina muestra que para 2011 el grupo de 80 años y más registró la tasa más elevada (tasa: 6,18 x 100.000 hab.) de suicidios, observándose una significativa diferencia de género ya que a medida que los varones envejecen, aumenta en estos la mortalidad por suicidio.
En Estados Unidos los suicidios de las mujeres disminuyen después de los 60 años, pero la tasa entre los hombres sigue subiendo. El 84% de los suicidios de adultos mayores fueron cometidos por varones y fue 5,25 veces mayor que entre las mujeres de la misma edad.
Según el Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, una de las principales causas de suicidio es la depresión, a menudo sin diagnóstico ni tratamiento, aunque los motivos más acusados son la muerte reciente de un ser querido, la enfermedad física, el dolor incontrolable o el temor de una enfermedad prolongada, la percepción de mala salud, el aislamiento social y soledad y los cambios importantes en los roles sociales tales como la jubilación.