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A cualquier edad el ejercicio equivale a salud, para los adultos mayores representa más beneficios

El secreto para vivir más y mejor es trotar, nadar y bailar (GALERÍA)

A medida que se envejece el cuerpo pierde capacidades y es más vulnerable a las enfermedades. AL realizar actividad física ese proceso natural genera menos impacto en la salud. Foto: Andrés Darquea | El Telégrafo
A medida que se envejece el cuerpo pierde capacidades y es más vulnerable a las enfermedades. AL realizar actividad física ese proceso natural genera menos impacto en la salud. Foto: Andrés Darquea | El Telégrafo
12 de abril de 2014 - 00:00 - Kléver Paredes B.

Siempre escuchamos que el deporte es salud por sus beneficios relacionados con la reducción de peso, la  tensión arterial y de los niveles de colesterol. Pero existe una razón casi milagrosa por la que todos deben dejar el sedentarismo y ponerse en acción: aumentar los años de vida.

Está demostrado que la práctica deportiva repercute en el envejecimiento fisiológico porque aumenta la capacidad pulmonar, la fuerza y flexibilidad muscular, la adaptación y capacidad cardiaca, y la mineralización ósea.

A medida que avanza la edad, las capacidades del cuerpo disminuyen. Aunque las pérdidas son, en parte, inevitables, está en nosotros regular cómo envejecemos y a qué velocidad lo hacemos.

Cuando, con los años, disminuye la capacidad pulmonar, cardíaca y renal, se pierde densidad ósea, masa muscular y hay mayor incidencia en el desarrollo de enfermedades agudas y crónicas. Estos cambios afectan, especialmente, la condición física: lentitud al caminar, menos resistencia, equilibrio y flexibilidad. Y los más grave, la capacidad de valerse por sí mismo.

Si una persona mayor lleva una vida sedentaria, tiene una mala alimentación, consume bebidas alcohólicas o fuma, la pérdida de sus capacidades será más rápida. En cambio, si se mantiene activa físicamente, al envejecer moderará la disminución de sus capacidades.

¿Qué dicen los estudios?

Sobre la incidencia del deporte en la salud de los adultos mayores existen varias investigaciones. Sus resultados son reveladores. Aquellas personas que inician una práctica deportiva durante su madurez consiguen evitar la enfermedad en la vejez. Incluso quienes dejaron un deporte como la natación o el gimnasio para retomarlo luego de la jubilación, consiguen un efecto positivo sobre su expectativa de vida.

Caminar o correr 16 km a la semana, a los 65 años o más, evita la aparición de un mal crónico en un 20%.Según una investigación del doctor Jarett Berry, publicada en la revista ‘Archives of Internal Medicine’, estar en forma no solo retrasa lo inevitable, sino que en realidad disminuye el comienzo de una enfermedad crónica en los últimos años de vida.

Para llegar a estas conclusiones, este investigador y el resto de su equipo, analizaron los datos de 18.670 personas que formaban parte de otra investigación, el Estudio Longitudinal del Centro Cooper, que contenía más de 250.000 historiales médicos.

Luego de 26 años de seguimiento, se observó que la actividad física beneficia a aquellas personas que más deporte practican, pero también a quienes mejoran ligeramente sus hábitos a partir de los 50 años. “Simplemente pasar de caminar o correr algún día de forma esporádica a hacerlo de forma permanente, con una media de 16 kilómetros a la semana, se traduce en una disminución del 20% en la aparición de una enfermedad crónica a los 65 o más años”.

Nunca es tarde para empezar

Otro estudio de la revista ‘British Medical Journal’ confirma que nunca es tarde para conseguir beneficios con la práctica deportiva. Después de analizar los datos de 1.810 personas de 75 o más años de edad y seguirlos durante 18 años, los investigadores del Centro de Investigación del Envejecimiento del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) comprobaron que, a pesar de lo tardío en la incorporación de hábitos sanos, estas personas mejoraban ciertos parámetros de salud y alargaban su vida.

El mayor efecto sobre la expectativa de vida se observó en las personas que empezaron a practicar natación, caminar o ir al gimnasio a partir de los 75 años. Ellos vivieron dos años más que quienes no incorporaron este tipo de actividad. Otro factor que influyó positivamente fue  tener un círculo social amplio y positivo, lo que significó un ‘extra’ de un año y medio de vida. De ahí, la urgencia de acabar con los prejuicios sobre el envejecimiento y vejez.

Combinar un estilo de vida saludable y dejar al mismo tiempo algún hábito nocivo, como fumar, representó, según el estudio, ganar seis años de vida en los hombres y cinco años en las mujeres. Si esto sucede después de los 85 años, un estilo de vida de bajo riesgo prolonga la vida 4 años. Los investigadores del  Instituto Karolinska están seguros de que los resultados animan a establecer que un estilo de vida saludable, incluso en edades avanzadas, mejora la expectativa de vida.

Mejoras físicas:
Más condición cardiovascular y respiratoria.
Refuerza la musculatura y densidad ósea.
Aumenta la fuerza muscular.
Si los ejercicios son de alta intensidad, mejoran la densidad ósea, haciendo que los huesos de las vértebras lumbares y de la cadera sean más densos y resistentes.

Mejoras cognitivas:
Mejora memoria, atención y concentración.
Disminuye el riesgo de sufrir un deterioro cognitivo porque favorece la irrigación cerebral y evita la degeneración neuronal.
Los ejercicios que se hacen con música permiten trabajar el ritmo.

Mejoras psicológicas:
Un estado de ánimo positivo reduce la ansiedad, el miedo y la sensación de soledad.
Aumenta la confianza en uno mismo y produce sensación de bienestar.
Disminuye los trastornos del sueño.
Permite trabajar la constancia y la superación personal para alcanzar nuevos retos, ampliando así nuestras posibilidades.

Mejores relaciones sociales:
Permite conocer a otras personas y relacionarse con ellas y, por lo tanto, aumenta nuestra red de amistades y reduce el riesgo de aislamiento social.
Hacer ejercicio puede tener también un beneficio cultural. Por una parte, nos puede suscitar un sentimiento de pertenencia a nuestra cultura, como bailar nuestra música.

Prevención de enfermedades:
Hipertensión arterial.
Trastornos metabólicos, como la diabetes mellitus y la hipercolesterolemia.
Enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Cáncer, osteoporosis y discapacidad adquirida. (Fuente: Fundación agrupación mutua).

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