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Los medios de comunicación tienen el poder de visibilizar los nuevos modelos de vejez

El envejecimiento será un desafío en 2050

Los jubilados son motivo de titulares por ahora en algunos medios de comunicación. Más allá de esta realidad, ¿qué sucede con el resto de adultos mayores? Foto: Carlos Pozo / El Telégrafo
Los jubilados son motivo de titulares por ahora en algunos medios de comunicación. Más allá de esta realidad, ¿qué sucede con el resto de adultos mayores? Foto: Carlos Pozo / El Telégrafo
09 de mayo de 2015 - 00:00

Por Natalia Muñiz

El envejecimiento de la sociedad es un hecho. Cada vez más personas llegan a la vejez y a la vez son septuagenarias, octogenarias, nonagenarias, centenarias. Este fenómeno no es nuevo, por más que muchas veces se lo siga negando o se lo invisibilice. Y se profundizará en las próximas décadas.

Datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UFPA, por sus siglas en inglés) y de la Fundación HelpAge Internacional indican que a nivel mundial, en el 2000, las personas mayores de 60 años superaban a las menores de 5 años.

Para el 2050 se proyecta que por primera vez en la historia de la humanidad, las personas mayores de 60 años superarán a las menores de 15 años.

En el 2012 las personas adultas mayores representarán el 11,5% del total de la población. En el 2050,  constituirán el 22% del total de la población.

En el período 2010-2015, la esperanza de vida es de 78 años en los países desarrollados y de 74 en las regiones en desarrollo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presenta la siguiente estadística para la región. En 1990 las personas de 60 años y más representaban el 7,3% del total de la población.

En 2010 eran el 9,8% y en 2030 (en 16 años) constituirán el 16,7%. En 2050 (en 36 años) serán el 25,1%.

En Argentina, desde la década del 70 se evidencia una sociedad envejecida y un aumento sostenido tanto en la base como en la cúspide de la pirámide poblacional. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) demuestran que el país se encuentra en una etapa de envejecimiento avanzado.

En 2010, el 10,2% de la población tenía 65 años y más; el 14,3%, 60 años y más. Las proyecciones indican que para el 2040 (en 26 años) las personas mayores de 60 años representarán el 20,6% del total de la población.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), el 15,7% de la población tiene 65 años y más; el 21,7%, 60 años y más. En el interior de la provincia bonaerense, el 11,5% de la población tiene 65 años y más; el 16,4%, 60 años y más. En el Gran Buenos Aires, el 9,8% de la población tiene 65 años y más; el 14,1%, 60 años y más.

En la provincia de Santa Fe, el 11,1% de la población tiene 65 años y más; el 16,1%, 60 años y más.

En La Pampa, el 10,9% de la población tiene 65 años y más; mientras el 15,6%, 60 años y más.

En Córdoba, el 10,8% de la población tiene 65 años y más y el 15,5%, 60 años y más.

Este proceso demográfico lo vemos, lo palpamos, lo vivimos cotidianamente. ¿Dónde? En la calle, en las organizaciones no gubernamentales, en los clubes y sociedades de fomento, en los centros y asociaciones de jubilados y pensionados, en las universidades de la tercera edad. En los gremios y partidos políticos, ¿o acaso los políticos no envejecen? En el trabajo, en el barrio, en la familia.

¿El envejecimiento de la sociedad es un triunfo? Sí, claro un logro productivo de los avances tecnológicos, científicos, medicinales, sociales, educativos, entre otros.

Pero para considerarlo y percibirlo realmente como un triunfo es necesario que cada uno de nosotros trabaje desde su ámbito –en la política, economía, salud, educación, los medios de comunicación, en la familia- en los múltiples desafíos y las oportunidades que se presenten.

Uno de los desafíos, cuyos resultados nos ampliaría el panorama de oportunidades, es derrumbar los prejuicios y estereotipos negativos que acompañan los términos envejecimiento, vejez, viejos, viejas, al asociarlos erróneamente con enfermedad, deterioro e improductividad, carga.

Cada sociedad adopta su visión del mundo y sus modelos de belleza y fealdad, masculinidad y feminidad, de niñez, juventud, adultez y también de vejez, entre otros.

Con la revolución demográfica somos partícipes de nuevos modelos de vejez –o vejeces, porque cada uno es consecuencia de sus determinantes, riesgos, decisiones a lo largo de la vida-, adultas y adultos mayores activos, saludables, con proyectos culturales, educativos, deportivos, ganas de renovarse, enamorarse.

Socialmente aún circulan modelos obsoletos de vejez y muchas veces se los retroalimenta desde los medios de comunicación con comentarios paternalistas, con la infantilización, la masificación –de justamente el sector más heterogéneo de la sociedad-, o su extremo: la invisibilización y la exaltación de la juventud en detrimento de esta etapa.

En Ecuador sucede algo similar, la presencia de los adultos mayores se reduce a situaciones puntuales. Por ejemplo, la aprobación de la Ley Orgánica para la Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo en el Hogar, que reforma el Código de Trabajo, la Ley de Seguridad Social y la Ley de Servicio Público.

Estos temas fueron, por ahora, titulares de los medios, pero el resto del tiempo es evidente la invisibilización de los adultos mayores en este campo y otros que son parte de su vida diaria. (I)

Inclusión de adultos mayores crece lentamente

Hay que aclarar que en estos años aumentó la publicación de notas sobre envejecimiento activo, lo que deja de manifiesto una mayor inclusión del tema en las agendas de noticias y el compromiso de muchos productores/periodistas/locutores que trabajan para visibilizar a este colectivo y desde modelos actuales.

Cada vez más universidades de tercera edad, cursos, talleres, centros de jubilados y pensionados, entre otras instituciones y asociaciones, tienen programas radiales, televisivos y publicaciones donde los adultos y adultas mayores son los productores y conductores, periodistas y editores de los contenidos.

Sin embargo, expertos consideran que aún falta vigencia, que se instale el debate en las agendas de noticias y en la calle. Así como los medios de comunicación tienen un gran poder para retroalimentar  estereotipos negativos de vejez, también tienen un gran poder para visibilizar los nuevos modelos de vejeces, darles voz, rostros y cuerpos –sin photoshop-, para que las personas adultas mayores se puedan sentir identificadas y que las futuras generaciones se proyecten.

El envejecimiento poblacional genera desafíos y posibilidades en todos los ámbitos: político, económico, sanitario, servicios sociales, educativo, social, familia y en los medios de comunicación. También. En la gerontología, como una interdisciplina, no pueden quedar afuera las ciencias de la comunicación y menos en esta sociedad cada vez mediatizada. Estamos ante el desafío, la posibilidad y el compromiso de crear un periodismo que ayude a construir una sociedad para todas las edades. (I)

Medios retratan a la vejez como una carga asistencial

Adultos mayores como protagonistas de noticias, al igual que el resto de grupos sociales, son grandes consumidores de distintos mensajes que se transmiten desde los medios de comunicación; pero, ¿qué temas los tienen como protagonistas?, ¿cómo se los representa?, ¿cuáles son las imágenes de vejeces que se reproducen? Con frecuencia vemos, escuchamos, leemos que las personas mayores son noticia o aparecen como protagonistas cuando son víctimas de la delincuencia; se habla de los costos del sistema provisional; se trata el tema de los servicios sociales; residencias geriátricas; tratamiento de enfermedades; récord Guinnes. Si bien son todos temas válidos a desarrollar, profundizar y mantener en vigencia, se redunda en la vejez como un problema económico, ¿quién va a pagar a futuro? La vejez como una carga asistencial, ¿quién los cuidará?. La vejez como una enfermedad, ¿quién pagará los costos? A la hora de seleccionar los temas lo hace desde representaciones sociales obsoletas y negativas, quedando en el camino otros que también son importantes incluir en la agenda. Se transmite una imagen deficitaria de la vejez, haciendo hincapié en las pérdidas, cayendo en las generalizaciones, reproduciendo prejuicios. De esta forma se está lejos de mostrar a la vejez como un triunfo de la humidad. Sin dudas, esos temas hay que tratarlos, desarrollarlos y mantenernos en vigencia en las agendas de noticias. Son parte de los desafíos que presenta el envejecimiento de la sociedad. Pero también esta revolución demográfica presenta oportunidades, que tienen que mostrarse desde los medios de comunicación. (I)

 

 

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