Proyecciones
Adultos mayores representan el 6,8% del total
Como consecuencia directa de la profunda transformación demográfica que ha vivido América Latina y el Caribe en las últimas seis décadas, ha ocurrido un cambio sustancial de la estructura por edad de la población. Este cambio es quizás la transformación más importante desde el punto de vista de sus implicaciones económicas y sociales.
En 6 décadas, la población regional pasó de tener una estructura por edad característica de una población joven en 1950 a una población que comienza un proceso acelerado de envejecimiento.
La parte más intensa de este cambio se concentró en las últimas cuatro décadas, en la medida que las sucesivas generaciones fueron acusando el impacto del descenso de la fecundidad en el pasado, el que se apreció claramente en la reducción de la población infantil, en el crecimiento de la población activa y en el inicio del envejecimiento.
Los cambios en los diferentes grupos de edad fueron importantes. El peso de la población menor de 15 años pasó de un 40% en 1950 a menos de un 28% actualmente; el grupo de 15 a 64 años pasó de constituir el 55% de la población total de la región a un 65% en la actualidad, y el grupo de personas mayores (de 65 años y más) comenzó a tener un peso importante, pasando de apenas un 3,5% en 1950 a un 6,8% actualmente.
En las próximas décadas, los cambios de la estructura por edad serán menos intensos, pero significativos. De acuerdo con las proyecciones del Celade-Cepal (2013), se espera que el grupo menor de 15 años continúe disminuyendo hasta alcanzar solo el 15% en 2100, el de 15 a 64 años llegaría a un máximo del 67% en 2030, para volver a situarse en un 55% en 2100. Hacia 2040, la proporción creciente de personas mayores superará a la de los menores de 15 años. Este punto marca un hito a partir del cual el proceso de envejecimiento se convertirá en el fenómeno demográfico preponderante. A partir de allí, los cambios de la estructura por edad estarán dominados por las implicaciones en las generaciones de personas mayores, más que en las jóvenes, y el envejecimiento y su incidencia sobre las demandas sociales serán la tendencia que dominará esta nueva era demográfica.
Dada la relación diferente que la población tiene con el consumo y las actividades productivas y reproductivas en las distintas etapas del ciclo de vida, el comportamiento de estas ondas de la población por edad tiene implicaciones importantes sobre las demandas y ofertas económicas y sociales. De allí la relevancia de su análisis como elemento clave para el diseño de políticas públicas.