Richard Carapaz. Este es el nombre que hay que anotar. Pequeño, ágil y con ganas de comerse el mundo y hacerse eterno en las subidas. De los corredores que saben demarrar. De los que no miran hacia atrás cuando atacan.

El ecuatoriano, de 24 años, es de esos ciclistas que convierten en llano cualquier cuesta por difícil que sea; así lo demostró en el pasado Giro de Italia, donde terminó cuarto en la clasificación general. Por eso las miradas estarán fijadas en él durante la Vuelta a España que empieza hoy en Las Salinas de Torrevieja, en Alicante.

El pedalista nacional fue convocado por el Movistar Team en sustitución de Mikel Landa, quien anunció que no participará en la prueba debido a una lesión que se produjo en la pasada Clásica de San Sebastián.

La recuperación del ciclista vasco iba por muy buen camino, pero en las últimas pruebas realizadas, Landa no aguantó el dolor, por lo que tanto él como su equipo decidieron no estar en la línea de salida. El ciclista español se fracturó dos costillas y una vértebra.

¿Cuál fue su reacción cuando lo llamaron para correr la Vuelta a última hora?    

Bueno, no fue tan repentino. Durante todo el año hemos tenido la duda de si entraría en el equipo de la Vuelta o no. Al final pasó por una desgracia como la que le ha ocurrido a Mikel Landa, es una pena, pero estoy preparado para el reto. Si no iba a la Vuelta, tenía un calendario alternativo.

¿Siente más presión al sustituir a uno de los líderes del grupo?

El Movistar ha creído que estoy listo para correr mi segunda grande de 2018, y me siento muy animado. En cuanto a mi papel, con un líder tan definido como Nairo Quintana, mi función va a ser adaptarme a lo que el grupo requiera.     

Al menos no es una carrera que desconozca. ¿Qué impresión le dio el año pasado?  

Me gustó mucho. Es una prueba muy bonita. Me llamó la atención esos finales en alto tan difíciles. Yo no tengo la explosividad de otros ciclistas, así que quizá no me vaya del todo bien, pero sí noté el subidón de adrenalina cuando llegas a una de esas cimas inéditas y tan duras. Y me  encantaron detalles de cómo estaba organizada. Pero también sufrí el calor.

Como decía, en principio Nairo o Valverde tendrán más galones que usted. ¿Cómo se lleva con los “jefes” de filas? 

Muy bien, aunque no he coincidido mucho con ellos en carrera. Con Nairo estuve al principio de año en Colombia y con Alejandro aún no he coincidido, hemos hecho calendarios diferentes. Pero no va a haber ningún problema, yo asumiré el rol que el equipo necesite.

Después de su gran Giro, mucha gente va a estar pendiente de usted en la Vuelta.

Fue una gran experiencia, todo salió muy bien. Me quedé muy cerquita del podio. Lo importante es que mi familia y todo mi país lo disfrutó. 

También estuvo a punto de quedarse con la maglia blanca de la ronda italiana, que se llevó “Supermán” López. En la Vuelta tendrá la oportunidad de pelear por ser el mejor joven, ya que por segundo año se concederá el “Dorsal As”.

Me hubiera gustado ganar la maglia blanca del Giro. En esta Vuelta, si no va en contra de nuestra estrategia, me gustaría pelear esta clasificación. Este es mi último año como corredor joven.

Durante el Giro le dedicó sus éxitos a su familia, a su mujer y a sus hijos que lo siguen en Ecuador. ¿Cómo asume estar tanto tiempo lejos de ellos?

Es duro, para los que somos de tan lejos, es una prueba emocional extra que hay que superar. Pero cuando logras algo y te dicen que están orgullosos, ese es el premio más reconfortante.

Su hijo mayor tiene cuatro años. ¿Se va dando cuenta a qué se dedica su padre? ¿Y si quisiera ser ciclista?

Sí, se va dando cuenta de todo, la familia le explica lo que hago, cuando su padre gana… ¿Y si quiere ser ciclista? Pues le apoyaré, ¡cómo no! (I)