Ha sido bellísimo ver en la Arena de Verona un mar de maglie gialle, las camisetas de la Tri, la Nacional de Fútbol de Ecuador.

Muchos ecuatorianos viven en Italia  y estuvieron a lo largo de las calles de la última etapa del Giro en Italia, en  el histórico monumento de la ciudad de Romeo y Julieta : la Arena de Verona, el anfiteatro  romano hoy todavía sede de representaciones de la ópera y de conciertos musicales. 

Un escenario espléndido para una maravillosa victoria: Richard Carapaz ganó la edición número 102 del Giro de Italia, organizado por el Diario La Gazzetta dello Sport y, que junto al Tour de Francia, son las más importantes carreras de etapas en el mundo.

Carapaz es el segundo sudamericano en ganar el Giro. Antes de él,  fue  el colombiano Nairo Quintana en 2014. Esta es la demostración de cómo el ciclismo de América del Sur ha crecido y se ha convertido en importante dentro del panorama mundial.  Es un ciclismo  de escaladores, de corredores acostumbrados a atacar en las subidas más duras  porque nacieron y crecieron en los Andes.  La victoria de Carapaz  es la victoria de la humildad. Ninguno en la primera etapa del Giro en Bolonia, hace tres semanas, habría apostado por él como triunfador del Giro.  Todos los expertos apuntaban a Dumoulin, Roglic y Nibali. Dumoulin se retiró,  Roglic y Nibali llegaron después de él.

Se cometió el error de no valorar en la etapa de Courmayeur, cuando Carapaz se fue en fuga y ninguno de sus adversarios  entendió que esa cabalgada había sido decisiva. Ese día en Valle d’Aosta, Richard se puso  la maglia rosa y no se la quitó más. Él logró aumentar la ventaja y defendió su primer lugar con una fuerza loca y se convirtió en el patrón inigualable de la carrera. 

Nibali trató de atacarlo pero no pudo robarle  ni un segundo.  Roglic, en los Alpes,  se cansó hasta morir  para mantener su paso. Carapaz tuvo la colaboración de su escuadra Movistar.

Mikel Landa fue un compañero leal. Comenzó el Giro como capitán del equipo Movistar y cuando “Richie” se apropió de la maglia rosa, no lo traicionó y lo ayudó a defender su liderazgo de los ataques de Nibali y Roglic.

En la dirección de esa escuadra está Eusebio Unzué, el  mánager español, un hombre de gran experiencia. Él concilió a Carapaz y Landa y  evitó que uno corra contra el otro.

El triunfo de Carapaz  ha sido un mérito indiscutible e histórico. (O)