Volver a Shell siempre será su forma de tocar tierra y reconectarse luego de semanas en las que vive intensamente. Neisi Dajomes, la pesista que acaba de imponer cinco récords mundiales, encuentra en su lugar natal su fortaleza.

Sobre todo en el barrio 18 de Noviembre, donde pasó gran parte de su niñez y adolescencia, pues ahí está el coliseo y el gimnasio de pesas, el lugar donde solía almorzar y la casa donde vivía con su madre. Todo en la misma cuadra de la ciudad amazónica. En el gimnasio destacan varias fotos de ella y no es para menos. Su proyección y progreso en tan corto tiempo le han permitido destacar como una de las deportistas más completas de su rama.

En su tierra es bien reconocida, pero en el país empieza a sonar con más fuerza.
A Neisi, los reconocimientos la emocionan, pero nunca se ha subido a la nube a la que se supone los exitosos ascienden.

“Ha cambiado mi vida porque ahora soy más reconocida en mi provincia y en el país, pero siento que en mí nada ha cambiado. Sigo siendo la misma chica alegre y amistosa”, contó.

Eso ratifica una de sus entrenadoras, Mayra Hoyos, quien conoce a Neisi desde hace ocho años, cuando se presentó al gimnasio siendo una niña.

Hoyos y Walter Llerena fueron sus primeros entrenadores y quienes continúan con ella hasta la actualidad.

Al equipo se sumó el ruso Alexis Ignatov, que anteriormente ayudó en la planificación, pero que desde este año respalda al equipo técnico.

Su entrenadora tiene una estrecha relación de amistad con ella, más allá de la profesional, y corrobora que a Neisi la define la alegría y la espontaneidad. De eso tienen varias anécdotas juntas.

Por ejemplo, a Neisi siempre le gusta hacer asustar a la gente, sobre todo a Mayra, su acompañante en cada viaje.

En una ocasión, en el aeropuerto de Ámsterdam, la pesista se escondió para asustar a la entrenadora y la confundió con otra persona. La extranjera gritó y luego atinó solo a reír.

A Neisi le gusta divertirse de esa forma, pero cuando se trata de trabajar lo hace de la forma más intensa.

Este año su crecimiento fue mayor con respecto a otras temporadas y la inclusión de Ignatov en el cuerpo técnico le permitió una progresión más rápida.

Este año tuvo un crecimiento más efectivo y mejoró nueve kilos en arranque y entre cinco o seis en envión. “Un kilo representa mucho en este deporte. Hay un nivel al que uno llega, en el que mantener una marca es muy difícil. Pero he podido ver que la preparación de mis entrenadores ha dado sus frutos”, relató Dajomes

Este es su último año como juvenil, pero ya está acostumbrada a pelear con las mejores a nivel senior. Desde hace algunos años ya ha competido en los torneos de ese nivel y su nombre resuena siempre entre las mejores.  Por esa razón, la transición no le costará.

Reconoció que el Mundial en Turkmenistán fue un paso importante, pues en anteriores ocasiones logró una buena ubicación, pero no llegó a subir al podio. Esta vez se llevó dos preseas de bronce.

“Ha sido un camino largo en este año porque la preparación fue dura para llegar en el mejor nivel al campeonato mundial. Los resultados están a la vista, pero el camino sigue y hay que seguir labrándolo”.

El Mundial fue la primera de seis competencias puntuables para llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

En diciembre estará en el Sudamericano que se disputará en Guayaquil y el próximo año se centrará en destacar en los Panamericanos de Lima, el evento más importante en la temporada.

Hoy aprovecha el tiempo para descansar y estar con su familia y amigos, pues tendrá una semana libre de entrenamientos. Luego volverá a su rutina para llegar en el mejor nivel posible al último certamen del año.

Mientras tanto podrá hacer algo de lo que más disfruta: dormir y descansar.

Hoyos contó que Neisi puede pasarse el día en su cama, durmiendo.

Si cabe la comparación, como contó Leonardo Faccio en su libro sobre Messi, al astro del Barcelona le encanta hacer la siesta, pero cuando está en el campo de juego explota todas sus condiciones.

Neisi hace lo propio. Si está en reposo aprovecha para regenerar energías y cuando sube a la plataforma derrocha una fuerza incontenible, que la ha hecho merecedora de récords y preseas. La halterista también expuso que el hecho de cuidarse le ha permitido llegar y permanecer en la élite.

“El peor castigo que un deportista se puede hacer es trasnochar. También el técnico nos cuida de no sobrecargarnos y de saber hasta qué punto puedes esforzarte”.

Esa ha sido una constante en su equipo técnico, pues nunca ha sufrido una lesión importante en su carrera.

Casi todos los días le dan masajes y si existe alguna molestia ella no duda en comunicarlo. Por sus resultados y progresión, sus entrenadores la ven como una de las promesas para conseguir una medalla olímpica en Tokio.

Sin embargo, Neisi no se apresura para verse en el podio de 2020 y lo hace todo con tranquilidad.
Hoy siente que está bien encaminada, pero queda mucho trayecto por recorrer para cumplir el sueño olímpico. (I)