“Chito” Vera: “Hay que estar un poco loco para el UFC”
Los cinco años de pelear en la Ultimate Fighting Championship (UFC) y la repercusión que eso trae no han cambiado la forma de ser del manabita Marlon Andrés “Chito” Vera, quien se identifica como alegre, tranquilo, aguerrido y siempre esforzándose por lograr sus sueños.
Al hablar del deporte de artes marciales mixtas, con el que ha alcanzado la fama y la estabilidad económica, el luchador de 26 años comentó: “Hay que estar un poco loco para hacer UFC, por eso no quisiera que mi hijo José Ignacio se dedique a esto”.
Antes de llegar al octágono (también llamado jaula), donde se realizan los combates, “Chito” aprendió en las calles de su natal Chone a dar y recibir golpes. Unas ganó, otras perdió, pero desde ese entonces entendió que ese sería el camino que elegiría.
Aunque en la charla con EL TELÉGRAFO se animó a confesar que el deporte que verdaderamente le gusta es el surf, sin embargo no era muy bueno para ser profesional. “Así que me decidí por las peleas”, mencionó entre risas.
Cuando estaba cerca de cumplir la mayoría de edad se dio cuenta de que quería ser peleador de la UFC y lo primero que hizo fue aprender inglés porque también sabía que si se quedaba en Ecuador no podría surgir y decidió viajar a EE.UU., sede de la organización que maneja la disciplina y que hace carteleras en todo el mundo.
Vera reconoció que no era bueno en la escuela y el colegio. “No me gustaba hacer deberes, solo estar molestando con mis compañeros; jugaba un poco de fútbol porque no había más, pero lo que más me entretuvo fueron el surf y las peleas”.
Antes de ser reconocido en el mundo del Ultimate Fighting primero se inmiscuyó en el jiu-jitsu y luego fue llamado por la UFC, que tenía un proyecto de desarrollo con jóvenes. Para el ecuatoriano fue difícil entrar, pero su nombre fue uno de los 10 escogidos de 30 aspirantes.
Al ingresar a la jaula se observan los 25 tatuajes que tiene en todo el cuerpo. Ellos refieren a los nombres de sus familiares más cercanos, además de animales que significan fuerza, el anillo de matrimonio y un corazón en la mano izquierda que representa lo que hay que poner en la vida, “además de huevos, pero eso no quedaba bien (sonríe)”.
Esas imágenes las adquirió con el transcurrir de su carrera y para demostrar que es un guerrero en la UFC; sin embargo, el apodo de “Chito” se lo ganó cuando era niño y decía su segundo nombre con cariño “Andrechito”.
De Ecuador, el choneño extraña a la familia y cuando viene le gusta comer viche de pescado y mucha comida de casa.
Al tomar la decisión de ir a EE.UU., donde al principio trabajó limpiando gimnasios antes de afianzarse y buscar su futuro, dejó de lado la agronomía que pudo ser su profesión porque es algo que le gusta también.
Desde esa humildad que lo caracteriza, “Chito” persigue el sueño de ser campeón mundial. (I)