Fuentes: “La idea es que nos vean como inspiración”
Está más feliz que nunca. María Eduarda Fuentes cuenta que después de conseguir la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Lima ha sentido en mayor proporción el cariño de la gente y un reconocimiento que no esperaba.
Cada vez que visita un centro comercial se le acercan, especialmente las niñas, y le preguntan si es la patinadora que sale en las noticias. Luego le solicitan una foto.
“Hace unos días fue una niña a inscribirse en Fedeguayas y preguntó por mí, yo no estaba; cuando regresé, la secretaria me contó que ella dijo que quería ser como yo. Me puse a llorar”.
La patinadora artística, que ha sido elegida por Fedeguayas para ser imagen y ejemplo con los deportistas menores de edad, acepta que la medalla la ha dejado sensible. Este viernes 23 de agosto de 2019 será parte de un conversatorio con los atletas que representarán a la provincia en los Juegos Nacionales de menores.
¿Qué mensaje le darás a los deportistas?
Cómo son los caminos, qué hemos tenido que vivir a lo largo de nuestro recorrido, cómo funciona ser deportista. Anécdotas, altas, bajas, frustraciones, éxitos; momentos de gloria, que no es un camino fácil ni lineal.
La idea es que nos vean como inspiración. Con todos los cambios que hay en el mundo y la velocidad con la que avanzan los niños, es bueno que se creen estas campañas para motivarlos a practicar deportes y alejarse de los vicios. Que si son disciplinados y responsables, es un camino seguro al éxito.
¿Cuando hablas de éxito te refieres específicamente a una medalla, a triunfar en una competencia deportiva?
No solo de lograr una medalla, sino de conseguir lo inédito, de superarte día a día, de mejorar en un entrenamiento, hacer un mejor tiempo, un salto que antes no te salía, ganarle a un compañero al que no le podías ganar, cada pequeño éxito que te acerca a un gran logro, como el que conseguí en los Panamericanos.
Explicarles eso y decirles con confianza que no es un mundo color de rosa, hay que dejar de lado a la familia y amigos en muchas ocasiones; pero si lo disfrutan y lo hacen con amor, no lo sentirán como sacrificio.
¿Te costó mucho no compartir más tiempo con tus amistades?
Nunca fue un problema patinar. Mis amigos me invitaban a comer y yo les decía que sí, pero si era antes de las cuatro de la tarde porque debía entrenar. “Ay, qué aburrido, todos los días patinas”, me decían. “Para mí es aburrido ir a comer”, les respondía.
¿En algún momento te sentiste frustrada y con ganas de abandonar por un resultado adverso?
He tenido decepciones en las que he cuestionado mi desempeño. Entrenas tanto (7 horas diarias), transpiras fuerte día a día, te caes, te paras, te lesionas, compites y no te va como esperabas.
Te bajoneas, te decepcionas, pero luego encuentras en el fondo de tu corazón por qué empezaste y por qué seguiste haciéndolo. Si realmente es lo que amas, te cuestionas en el momento y después lo superas. Es como la vida.
¿Ha mejorado o disminuído la cantidad de patinadoras de tu especialidad en el país?
Cuando comencé había muchísimas de Pichincha y Azuay, ahora la mayoría es de Guayas. En el país hemos crecido también; hace años no se veían más de 100 inscritas en un evento, ahora superan las 300. Ha crecido el semillero de las escuelas en general, no solo en Fedeguayas. Cuando era una niña éramos 7; ahora, 40.
¿Tienes problemas de miedo escénico cuando compites internacionalmente?
En los Panamericanos de 2015 quedé séptima, tenía expectativas mucho más grandes, me jugó la cabeza. El coliseo estaba repleto, entré y me quedé en blanco. Gracias al apoyo de la dirigencia ahora tenemos más competencias y concentraciones internacionales que nos dan un roce que nos permite manejar de mejor manera los nervios. (I)