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Así es mi vida en Hangzhou

Así es mi vida en Hangzhou
Cortesía Álex Torres
21 de marzo de 2020 - 00:00 - Redacción Fanático

“En septiembre del año pasado vine a Hangzhou para estudiar el idioma y a entrenar wushu moderno, especialidad en nan quan. Practico varias artes marciales y vine inicialmente por un año, pero ahora no sé si mi estancia se alargue más.

Esta ciudad está a 800 kilómetros de Wuhan, donde empezó el brote de coronavirus. Al inicio era muy normal todo, pero se tomaron medidas enseguida, porque el virus empezó a expandirse rápidamente por el país.

Coincidió que en ese momento estábamos de vacaciones en las universidades y mucha gente se hallaba en su ciudad de origen; no podían volver. También se celebró el Año Nuevo Chino (12 de febrero) y la gente se movilizó. Pero a partir de ese mes se tomaron muchas medidas estrictas, pero muy necesarias.

La universidad se comunicaba diariamente conmigo y mi esposa (Cristina Eguiguren) para saber nuestro estado de salud. Debíamos tomarnos la temperatura todos los días y reportar.

Fue bastante preocupante, pero de a poco perdimos el miedo por cómo China manejaba la emergencia. Se decretó dos fases de cuarentena.

En la primera era obligatorio el uso de mascarillas, se podía ir al supermercado pasando un día y solo podías tardar tres horas. En todos los lugares públicos había control de temperatura, registraban tus datos y en cada punto había gel antibacterial.

Yo trataba de hacer rutinas dentro del departamento y también en el patio, porque no necesitaba mayor equipo para hacerlo. El ejercicio cardiovascular no podía realizarlo; no se podía salir a correr en las calles.

Acá sirvió mucho el uso de aplicaciones. Casi no se usa el dinero físico y ayudó en gran parte porque no se manipulaban los billetes.

También se generaron códigos QR (código que almacena información) con diferentes colores. Con el rojo debías estar aislado por 15 días y no podías salir, con el amarillo debías estar aislado por siete días y con el verde podías circular con libertad en la ciudad.

El control ha sido muy riguroso y las medidas fueron acatadas por la gente. En esta ciudad se registraron 183 casos de la enfermedad y actualmente solo dos personas quedan por curar; está casi erradicado el virus de esta zona.

De esa forma, la ciudad ha vuelto a una parcial normalidad. La gente ha regresado a sus trabajos, el transporte ya está operando, porque al inicio se canceló la movilidad.

Sin embargo, los controles de temperatura se mantienen aún en lugares públicos como los supermercados. Ahora puedo entrenar con mayor regularidad y salir de casa, pero siempre con las precauciones necesarias que se solicitan.

Es la segunda vez que estoy en China. Estuve en Shangai entrenando kung fu tradicional, antes estuve en Chile en seminarios de tai chi.

Hace 10 años comencé con wushu en la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) y representé a la provincia en torneos nacionales y en un panamericano.

Terminé el primer semestre de chino, pero es un idioma muy complejo. Ahora sé lo básico y me sirve mucho, porque en esta ciudad no se habla inglés como en otras localidades chinas.

La Policía vino hasta en cinco ocasiones al departamento, para llenar formularios de nuestro estado de salud. Sí me han entendido y les he dicho que hablen más despacio; también he recurrido a aplicaciones para comprender mejor lo que me dicen.

Mi familia en Ecuador estaba preocupada al inicio, pero entendieron que la emergencia se manejó bien. Ahora esperamos que en Ecuador se cumpla bien con lo que piden las autoridades, porque eso dio resultados acá”. (I)  

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