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El Telégrafo
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Becerra, el remero que trabajaba cargando madera

→Washintong Becerra (tercero de derecha a izquierda) junto a César De Cesare, la mañana de este viernes, luego de la ceremonia de premiación tras ganar el oro en la modalidad K2 200 metros de los Juegos Bolivarianos que se desarrollaron en Santa Marta.
→Washintong Becerra (tercero de derecha a izquierda) junto a César De Cesare, la mañana de este viernes, luego de la ceremonia de premiación tras ganar el oro en la modalidad K2 200 metros de los Juegos Bolivarianos que se desarrollaron en Santa Marta.
Luis Cheme / et
24 de noviembre de 2017 - 12:42 - Luis Cheme enviado especial a Santa Marta

Washintong Becerra se hizo remero por casualidad. Una mañana de 2010, mientras se encontraba encestando en una cancha de baloncesto de la Isla Trinitaria, vio que sus amigos se dirigían uno atrás de otro al Estero Salado. Él les preguntó qué iban a hacer y lo invitaron a remar en la escuela de canotaje Viernes Santo, que funciona en este barrio popular de Guayaquil.

Becerra aceptó la invitación de sus amigos por curiosidad, pero apenas entró al agua y empezó a remar se enamoró de esta disciplina. Lo que lo atrapó de inmediato fue la sensación mágica que le provoca el bote cuando se desliza en el agua.

Tanto ama este deporte que ayer le regaló a Ecuador una medalla de oro en la modalidad K2 200 metros de los Juegos Bolivarianos de Santa Marta 2017, en la que compitió junto a César De Cesare, con un registro de 34:24 segundos. La competencia se realizó en la turística playa de Taganga -muy parecida a Montañita-, a 15 minutos del centro de la ciudad samaria.

Este triunfo fue una suerte de revancha para la dupla ecuatoriana. En octubre pasado se les escapó la presea dorada en el Campeonato Panamericano de esta disciplina, que se realizó en Yahuarcocha, a causa de problemas en la salida. Una desconcentración los relegó al cuarto lugar en esa prueba, por lo que ayer se sacaron la espinita que los molestaba.

Para competir en los Bolivarianos, De Cesare y Becerra entrenaron juntos apenas una semana. En ese corto tiempo lograron una coordinación casi perfecta con buenos cambios de ritmo.

A Becerra se le complica prepararse junto a De Cesare en Guayaquil porque vive en Ibarra, donde es instructor en una escuela de canotaje. Ese es el trabajo que le permite mantener a su mamá, a su hermana y a sus seis sobrinos, quienes viven en el puerto principal. Él es quien sostiene económicamente la casa, ya que su cuñado murió hace tres años por problemas en la vesícula, por lo que su hermana y sus sobrinos quedaron desamparados.

En busca de trabajo

El deportista no recibe apoyo de ninguna institución deportiva, por lo que está dispuesto a dejar el canotaje si aparece una oportunidad laboral a tiempo completo que le permita mejorar su condición de vida y la de su familia.

El único ingreso que tiene es el sueldo que recibe por enseñarle a otros a remar. Ese trabajo se lo heredó un amigo que renunció al cargo y lo recomendó ante los dirigentes. “En Ibarra me toca pagar alquiler, transporte, etc. El dinero no me alcanza. Por eso ahora tengo el dilema de si seguir o no en el canotaje”.

Pero antes de ser remero, Becerra jugó baloncesto en el club Sport Tumaco que competía en la liga local de Nariño, pero una lesión de rodilla hizo que abandonara definitivamente este deporte, aunque los fines de semana suele juntarse con amigos para jugar partidos amistosos. Nació en Colombia, pero cuando era niño sus padres se separaron y tuvo que emigrar con su madre a Ecuador.

Antes de establecerse en Guayaquil estuvieron varios años en San Lorenzo (Esmeraldas). Allí, desde muy pequeño, le tocó trabajar para ayudar a su mamá. Laboraba talando y cargando madera en la selva. “Vivíamos selva adentro, donde no llegaba la electricidad y teníamos que alumbrarnos con mecheros de kérex. Mi única distracción era un río que pasaba junto a la casa”, le contó  este viernes a diario EL TELÉGRAFO.

A veces, cuando no conseguían que unos vecinos les alquilaran unas acémilas para cargar los tablones, tenía que echárselos al hombro y caminar más de 2 kilómetros hasta la guardarraya donde podían entrar los carros.

Como siempre le tocó trabajar, tuvo que postergar sus estudios. Recién a los 20 años se graduó de bachiller y su mayor anhelo es algún día seguir una carrera en la universidad.

Su incursión en la selección nacional de canotaje se la debe al entrenador Alexis Almeida. Él fue quien lo vio competir en la categoría cadete y pulió su técnica de remo. Cinco meses después de entrenamiento duro ya estaba posicionado en segundo puesto a escala nacional en esta división. Desde entonces fue quinto en los Juegos de la Alba, séptimo a nivel panamericano, segundo en los Juegos Bolivarianos de Playa y medalla de plata en los Bolivarianos de Trujillo (Perú).

El 2014 fue su mejor año. Logró el segundo lugar sudamericano en la modalidad K1 200 metros, esa misma ubicación la consiguió en la división K4 500 metros y accedió a la final en un mundial sub-23. Fue quinto en un panamericano en México.

Pero su carrera, pese a los buenos resultados obtenidos, se vio interrumpida en 2015. Dejó de entrenar porque el deporte no le representaba ningún ingreso. Aquello lo frustró, no quería saber nada más del canotaje y regresó a Colombia. Se radicó en Bogotá y allí consiguió trabajo como guardia en una discoteca. Sin embargo, un amigo bogotano al que conoció gracias al deporte lo ubicó, lo instó a que siga entrenando y lo llevó a remar al parque Simón Bolívar de la capital colombiana.

En abril regresó a Ecuador con la consigna de seguir remando hasta conseguir trabajo. La falta de oportunidades laborales hizo que no parara, hasta que logró clasificarse al torneo Panamericano y a los Bolivarianos.

Pese a su indecisión de seguir o no en el deporte, Becerra disfruta cada experiencia que le da la vida. Hace 4 años, antes de competir en  un Panamericano se accidentó en una moto y perdió todos sus dientes frontales. Eso no le impidió representar al país en ese certamen. “Siempre he sido terco, puedo estar con fiebre de 40 grados, pero eso no me impide remar”.

Becerra tiene un mensaje para el Ministerio del Deporte. Le pide que también tome en cuenta a los deportistas con proyección en el Plan de Alto Rendimiento, y no solo a los que ganan oro. “Si me tocara retirarme por trabajar, esa sería la mayor decepción de mi vida”. (I)

Canotaje sumó 3 oros, 4 platas y un bronce

La medalla de oro que lograron Becerra y De Cesare en K2 200 metros no fue la única que ganó Ecuador este viernes en canotaje.

Temprano, en la primera prueba de la jornada, el mismo De Cesare se colgó la medalla de oro en K1 200 metros con un registro de 37,53 segundos. El chileno Miguel Valencia fue segundo con 38,00 segundos y el dominicano Alexander Concepción fue tercero con 40,32 segundos.

En la segunda prueba del día, Stefanie Perdomo se adjudicó la medalla de plata en K1 200 metros femeninos con un tiempo de 44.75 segundos. El oro fue para la colombiana Diexe Molina con 44,23 segundos y el bronce para la venezolana Mara Guerrero, con 47,41 segundos.

Mientras que Anggie Avegno ganó oro en la modalidad C1 200 metros femenino con 50,56 segundos. La plata en esa prueba fue para guatemalteca Clara López, con 52,46 segundos, y el bronce para la chilena Nancy Milán, con 53,31.

Por su parte, en K2 200 metros femeninos, la dupla conformada por Stefanie Perdomo y Neida Angulo se quedó con la presea de plata con un registro de 40,62 segundos. (I)  

Para cerrar la buena participación tricolor en Taganga, la dupla conformada por Stefany Perdomo y Neida Angulo otorgó medalla de plata en los K2 200 metros con un tiempo de 40s68cs. (D)

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