El breakdance, de las calles del Bronx al Olimpo
¿Pero el breakdance es un deporte? Esa era la pregunta recurrente durante la presentación en la que los organizadores de los Juegos de París en 2024 anunciaron que propondrán que ese baile nacido en los años 70 en el Bronx neoyorquino integre el programa olímpico.
“En el momento en el que hay una prestación física, arte y una competición, creo que es indudable que es un deporte”, respondía a esa cuestión Lilou, uno de los mejores “b-boys” de Francia.
En 45 años de vida, esta disciplina ha dado el salto desde las calles del barrio de Nueva York en el que nació hasta el Olimpo del deporte, para disgusto de otras disciplinas que se veían más legítimas.
“Vale que perdamos contra el squash, pero ¿contra el breakdance? Es alucinante”, expresó el presidente de la Federación Francesa de Billar, Jean-Pierre Guiraud, incrédulo con la decisión de París 2024.
Pero ya no hay vuelta atrás. Si a finales de 2020 el Comité Olímpico Internacional (COI) acepta la propuesta de los organizadores, el breakdance se codeará con atletismo, natación, y las 28 disciplinas tradicionales.
Desde que en los años 80 comenzó a organizarse como un deporte, su momento álgido había sido el año pasado, cuando formó parte del programa de los Juegos Olímpicos de la Juventud que se desarrollaron en Buenos Aires. En París podría dar un paso más hacia la consagración.
La capital francesa, que promete competiciones en sus monumentos más emblemáticos, propondrá este deporte urbano, muy seguido por los jóvenes y con un fuerte arraigo en las redes sociales, características que han atraído a los organizadores, deseosos de proponer unos Juegos más frescos.
Se verían así los tradicionales corrillos, la música hip hop y las contorsiones a ras de suelo, que son valoradas por un jurado.
La competición se desarrolla en forma de duelos. Los participantes descubren la música del DJ en el momento de comenzar su actuación, lo que añade otro elemento más de picante, capacidad de improvisación y adaptación.
El jurado debe puntuar en función de la técnica empleada, del nivel de las acrobacias y también de la adaptación a la música y del punto de vista artístico.
“En ese sentido es muy similar a lo que sucede en el patinaje artístico, aunque con la dificultad añadida de que no son programas preparados de antemano y que no hay ejercicios obligatorios”, aseguró una portavoz de la Federación Francesa de Danza.
Agregó que “cuanto más técnicas son las acrobacias y cuanto más espectacular es el ejercicio, más puntos obtiene”. A partir de ahí, se establece un sistema de eliminación similar al del judo, hasta que se atribuyen las medallas.
Las próximas colgarán del cuello de los ganadores en junio en China, escenario de los Campeonatos del Mundo de la disciplina. La siguiente gran cita será en septiembre, durante los Juegos Mundiales Urbanos que tendrán lugar en Los Ángeles.
Con el breakdance, París 2024 quiere entrar de lleno en la cultura urbana: atraer a jóvenes conectados, que se sumerjan en la cultura olímpica.
En la misma línea van los otros tres deportes propuestos para integrar el programa en 2024: el surf, la escalada y el skateboard, que ya estarán en Tokio el año que viene.
El mensaje es claro. París apuesta por deportes urbanos, jóvenes, muy presentes en la era digital. Condiciones que, como ningún otro, cumple el breakdance. (I)