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El agua de calaguala puede ayudar a subir las defensas
La calaguala (Polypodium leucotomos) es un helecho que habita los bosques tropicales de Centroamérica. Los antiguos mayas ya se valían de esta para realizar curas depurativas y en tiempos más recientes se indicó en enfermedades de transmisión sexual como la sífilis.
Diversos estudios científicos han demostrado el efecto antioxidante, antiinflamatorio y antiespasmódico de sus principios activos, como la calagualina, la polipodina y los ácidos grasos que contiene la calaguala. Al mismo tiempo, se le atribuye la capacidad de estimular los linfocitos o células del sistema inmunitario que ayudan a combatir las infecciones, lo que hace a la calaguala muy útil para prevenir y mitigar infecciones en personas con las defensas bajas.
Se usa también como antiespasmódico y sudorífico en afecciones respiratorias de tipo alérgico, como bronquitis con espasmos, y en procesos gripales, pero también como diurético y antirreumático para eliminar ácido úrico y bajar la inflamación en artritis reumatoides y gota.
Con frecuencia la calaguala se emplea, además, en alteraciones de la piel, asociadas sobre todo a crisis nerviosas y a estrés. Es capaz de modular la activación de las células de la piel y previene la proliferación de células muertas y la descamación. Es un remedio natural contra la psoriasis y el vitíligo.
También se ha ensayado como regenerador de la piel tras tratamientos con radioterapia y, por su acción similar a la de los corticoides, para aliviar reacciones alérgicas como urticarias, eccemas atópicos y dermatosis.