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¿Qué tiene de especial el número 7?

¿Qué tiene de especial el número 7?
25 de enero de 2015 - 00:00

El número 7 ocupa un lugar de privilegio en la simbología de diversas religiones. Desde el judaísmo hasta el cristianismo, pasando por el hinduismo, hay una continua repetición de este número, considerado casi místico.

En los rituales y las fiestas judías está presente este número. Por ejemplo, la fiesta hebrea de las cosechas era exactamente 7 semanas después de la primavera, a la tierra se la dejaba descansar por 7 años y las grandes asambleas se realizaban regularmente el séptimo mes del año. En el Antiguo Testamento también se encuentra el número 7 en el comienzo mismo de la Sagrada Biblia cuando Dios crea el mundo.

Según los astrólogos, el 7 es un número mágico, porque se compone del sagrado número 3 y del terrenal número 4 estableciendo así, un puente entre el cielo y la Tierra. Si asociamos el número 4 a la Tierra con sus 4 elementos y sus 4 puntos cardinales, con el sagrado número 3 —que simboliza la perfección—, llegamos al número 7, que representa la totalidad del universo en movimiento.

“El número 7 —dijo Hipócrates— por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada 7 días”. Su simbología se obtuvo, al parecer, a partir del cielo, donde los planetas clásicos forman un todo.

El 7 está en todo

Vamos a encontrar tantas relaciones y aplicaciones del septenario (el nombre que se le da a los 7 planetas clásicos en Astrología y, por extensión, a todo aquello que consta de 7 elementos) que sería difícil enumerarlas todas. Veamos algunas: el número 7 está presente en la semana compuesta por 7 días y en las fases lunares que duran 7 días cada una y, a través de las cuales, surge el mes.

En la Edad Media se conocían 7 formas de arte y, desde el inicio de la humanidad, conocemos los 7 milagros del mundo. Las 7 columnas sobre las que se edificó Roma pertenecen al mismo tipo de simbología que las 7 columnas sobre las que se construyó el Templo de la sabiduría de Salomón: en la casa de Dios sobre la tierra se unen el 3 divino con el 4 terrenal.

De acuerdo con Cornelio Agrippa, los 7 ángeles que asisten ante la faz de Dios son:

* Para el Sol, el ángel de la Luz, Miguel.

* Para la Luna, el ángel de las aspiraciones y de los sueños, Gabriel.

* Para Mercurio, el ángel civilizador, Rafael.

* Para Venus: el ángel del amor, Anael.

* Para Marte, ángel exterminador, Samahel.

* Para Júpiter, el ángel dominador, Zadkiel.

* Para Saturno, el ángel de la solicitud, Zaphkiel.

Los pecados (o vicios capitales) también se pueden asociar con el septenario: la soberbia al Sol, la avaricia a Saturno, lujuria a Venus, la ira Marte, la gula Júpiter, la envidia a Mercurio, la pereza a la Luna. Como contrapartida, sucede lo mismo con las 7 virtudes cardinales. La dualidad de este número aparece reflejada en la expresión bíblica “7 años de vacas flacas y 7 años de vacas gordas”.

Además, es empleado en la Biblia: en el candelabro de 7 brazos, los 7 espíritus reposando sobre la vara de José, los 7 cielos donde habitan las órdenes angélicas y Salomón que construye el templo en 7 años. Al igual que el principio de Hermes, “Como es abajo, es arriba, como es arriba es abajo para que perpetúe el milagro de la Unidad”, así ocurre con el 7 celestial, que tiene su correspondencia en el 7 terrenal y en los 7 metales que —a su vez— constituyen los 7 pasos del proceso alquímico. La Lira, el instrumento sagrado de Apolo, consta de 7 cuerdas que originaban los tonos de los 7 planetas, los cuales elevaban el espíritu del hombre. Los 7 colores del arco iris también nos muestran al septenario como regulador de vibraciones.

Asimismo, la religión católica romana heredó del judaísmo esa predilección especial por el número 7, que se ve plasmada en los 7 sacramentos de la Iglesia (Bautismo, Confirmación, Penitencia, Comunión, Extremaunción, Orden Sacerdotal y Matrimonio) y en los 7 pecados capitales (Pereza, Orgullo, Ira, Codicia, Envidia, Lujuria y Gula).

El 7 y  LOS ASTROS

Para la Astrología es bien conocido que el ciclo de 7 suele ser crítico por 2 razones: o por el ángulo hostil que forma la Luna con el Sol cada 7 días (llamados días críticos) o por el ciclo de Saturno que hace un aspecto hostil con su posición inicial cada 7 años. Es el número, según se ha señalado, de la finalización de un ciclo y su renovación. El séptimo día el Creador dejó de trabajar y descansó e hizo de este un día santo: el sabbat no es, por ende, su reposo exterior sino su coronación, su finalización en la perfección, y no solamente el séptimo día, el séptimo año también es de reposo.

El número 7, por la transformación que inaugura, posee en sí mismo un poder: es un número mágico.

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