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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo

“La derecha cree que con marketing se puede lograr transformaciones”

Alianza PAIS tiene una enorme responsabilidad al haber obtenido el respaldo popular en una sola vuelta, ¿esa victoria obedece solo al trabajo de seis años o también se sustenta en el plan propuesto para el próximo período?
Creo que la palabra es precisa: responsabilidad, y para delinear ese tema hay que establecer las causas de nuestro triunfo. El primer factor es el liderazgo del Presidente (Rafael Correa) y el segundo tiene que ver con un movimiento político organizado, consolidado a diferencia de lo que teníamos en 2006. Creo que el programa de Gobierno fue creíble y alude temas fundamentales, lo que fue valorado por la ciudadanía. A ello se suma que en América Latina corren vientos progresistas que se resisten a volver a ese pasado que tanto daño hizo, y si uno suma todos esos ingredientes tiene como resultado el triunfo electoral.

Tras conocer los resultados, el presidente Rafael Correa se propuso hacer de ese cambio algo irreversible. ¿Qué condiciones se necesitan para lograrlo?
Partamos de la idea de que en los procesos sociales todo es reversible. Creo que la experiencia más común es lo que ocurrió en los países socialistas, donde la falta de democratización de la vida interna, tener un partido único y el sobreénfasis en aspectos productivistas condujeron al agotamiento del modelo. Cuando hablamos de políticas se trata de elementos muy dinámicos y todo lo que se anquilosa es rebasado. Nosotros hablamos del socialismo del Buen Vivir como una ilusión movilizadora que debe tener un tejido social fuerte y -desde mi punto de vista- eso se logra con políticas públicas efectivas y elementos redistributivos, pero sin soslayar la eficiencia.

¿Cómo se compone ese tejido social para sostener el Socialismo del Buen Vivir?
Se han sentado bases profundas y  eso es algo que la derecha ecuatoriana no entiende, aún cree que la clave está en el marketing político. Cuando escuchamos los análisis de la derecha sobre los resultados del 17 de febrero es evidente que siguen pensando en el viejo país y no entienden que hay cambios concretos: reducción de distancias sociales, cambio de prioridades en la política pública, interpelación a grupos de poder que antes era intocables como los organismos multilaterales, las oligarquías o los propietarios de los medios de comunicación... Y ahí existe un elemento fundamental: el cambio cultural. Si hablamos de procesos, el sustento a mediano y largo plazo pasa por una verdadera revolución educativa y cultural, la creación de valores y oportunidades, la posibilidad de ser autocríticos como sociedad y de construirla colectivamente.

Pero precisamente reformar la Ley de Educación Superior para garantizar la “democratización de la educación” y la “libertad de elegir en dónde estudiar” fue una propuesta de campaña recurrente entre casi todos los candidatos
Ese es el proceso de maduración política ecuatoriana. Si hace 6 años seguramente alguien hacía la propuesta demagógica de reabrir universidades -concretamente el MPD y la derecha- quizá habrían calado en la sociedad. La ciudadanía observó la necesidad de cambiar el sistema de educación superior, un proceso que condujo a la elaboración de la ley, que también provocó un debate social alrededor de ese cambio estructural de la sociedad. Hay avances concretos, pero la derecha ha sido incapaz de visualizar esos elementos y cree que con el marketing se puede lograr  transformaciones.

En la nueva Asamblea Nacional  Alianza PAIS será mayoría, pero en el período actual hay leyes que por mandato constitucional debían ser aprobadas en un plazo de dos años y hoy continúan estancadas. ¿Tienen una agenda para los próximos 4 años?
Ahí la clave será la coordinación a través de un proyecto político para radicalizar un proceso revolucionario. La Ley de Comunicación, de Tierras, de Aguas, de Culturas están represadas, pero para el siguiente período hemos identificado un conjunto de leyes clave: Código Integral Penal, Ley de Seguridad Ciudadana, Ley del Sector Eléctrico y Telecomunicaciones, Ley de Movilidad Humana, Ley de Ordenamiento Territorial, Ley de Seguridad Social, Ley de la Economía del Conocimiento. Además, hay 44 leyes que hemos clasificado en 7 sectores de trabajo que topan áreas como desarrollo social, seguridad y justicia, política económica, estructuración del Estado y talento humano.

¿Hay plazos para aprobar ese paquete de leyes?
Algunas se han trabajado previamente como la Ley de Ordenamiento Territorial, que es el acceso a la ciudad, el control  de las invasiones y evitar el mal uso de suelo. Ese cuerpo legal está bastante maduro y avanzado, obviamente bajo la lógica del respeto a una función del Estado como es la Legislatura, que tendrá su propia dinámica alrededor, pero evidentemente hablamos de un proyecto político que debe coordinarse, algo que ocurre aquí y en cualquier país del mundo. Recientemente, el presidente de los EE.UU., Barack Obama, cuestionó que si no habrá un buen tratamiento a la ley de migración por parte de la Legislatura, fundamental no solo en términos de derechos sino también por la revitalización de la economía estadounidense, él mismo intervendrá.

¿Cuánto tiempo tomará poner en vigencia ese marco jurídico?
Creo que no debemos ser muy rígidos. La Legislatura debe tener su propia capacidad de procesamiento, ponerse sus plazos como cualquier función del Estado, pero queda claro que se trata de leyes necesarias y urgentes muchas de ellas.
Dentro de la Asamblea, ¿cuál será la relación con las minorías?
Ese tema lo definió claramente el Presidente (Rafael Correa), el diálogo será con todos los sectores democráticos del Ecuador y con los actores políticos que no tienen un pasado relacionado con la corrupción. Incluso identificó a los actores políticos con los que no se sentaría a conversar: Lucio Gutiérrez (PSP) y militantes del PRE. Pero sí se puede dialogar con otros actores que se articulen a este proceso de cambio. En ese sentido, la posibilidad de diálogo es amplio, pero cabe señalar que este proceso electoral fue la victoria de una tesis de Gobierno más inclusiva, que dejó atrás el modelo de privatización...

Este proceso electoral tuvo a los ojos del mundo sobre Ecuador. ¿Qué implicación tiene la reelección en política exterior?
El triunfo de Rafael Correa contribuye a consolidar el cambio político que vive América Latina en este momento: el declive del imperio y el emerger de otras potencias. Este triunfo da paso a un nuevo regionalismo y es el impulso para entidades importantes en ese proceso, como la ALBA, Unasur y Celac. De otro lado está la construcción de una nueva arquitectura financiera que articule la política económica regional, prepare proyectos específicos para el Banco del Sur, fortalezca mecanismos financieros como el Sucre y que también interpele a los organismos internacionales financieros, concretamente a los tratados bilaterales de inversión, al Ciadi del Banco Mundial, a las calificadoras de riesgo internacionales y a la forma como se trata la crisis económica internacional por parte de los organismos tradicionales.

¿Qué hace falta para consolidar proyectos integracionistas como el Banco del Sur?
A nosotros nos gustaría avanzar más rápido, pero eso depende de la velocidad de otros países. Creo que sí debemos trabajar con quienes estén al mismo ritmo y un espacio fabuloso es la ALBA porque ahí confluyen temas comerciales y financieros sumamente claros. Otro espacio es Unasur, pero tenemos claro que ahí hay políticas diferenciadas. Hay países que se abren hacia los tratados de libre comercio, pero el presidente Correa ha sido claro que se priorizará la protección interna.

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