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Un dios global sin chip

Un dios global sin chip
14 de diciembre de 2023 - 00:00 - Tatiana Hidrovo Quiñónez

Muchos creen que el mundo puede ser comprendido observando los estados nacionales, las regiones geopolíticas, los continentes o los núcleos de las lenguas para identificar el sustrato de las culturas. Un enfoque certero para conocer los valores que guiaban las relaciones humanas en cada lugar y cada tiempo, es el mapa de los dioses.

El mapa de los dioses o seres míticos imaginados por cada cultura, debe considerar la residencia de cada uno: en el mundo del Mediterráneo los dioses siempre habitaron en el cielo y se parecían a los humanos. En la Europa del norte, los duendes, vivían en la tierra. En el Oriente Próximo, creen en un dios único, pero veneran sobre todo a los mesías terrícolas. En Asia, hombres comunes residentes en la Tierra, como Confucio o Buda, fueron sacralizados por su sabiduría. Para los pueblos originarios de América los dioses eran las lumbreras, animales o semi animales que vivían en el cosmos.

Si jugamos a elaborar el mapa de los dioses, también es importante preguntarnos ¿Cuál de estos dioses privilegió el valor de la vida, la cooperación, la mesura, la reciprocidad? ¿Cuál de estos dioses condenó la usura y la mercantilización de la vida?

Parecería inútil a estas alturas conocer el mapa de los dioses originarios, el lugar de su residencia y sus valores de vida. No lo es. Ahora más que nunca es necesario compararlos con la nueva religión triunfante, que ha derribado a todos nuestros antiguos mitos, utopías, dioses y sus valores. Aquí y allá los grupos pregonan tener creencias distintas, sin embargo, aunque los rituales y los relatos sean propios, en realidad, la totalidad de la humanidad está regida por una creencia movida por un valor ajeno a la dimensión sagrada de la vida. Se trata del valor del mercado; no del mercado social para el intercambio de bienes y servicios, sino del mercado como dios global enajenador movido por chips, que ha subordinado a todos los demás dioses.

Es posible que en poco tiempo, la sociedad desglobalizada vuelva a sus viejos dioses. O en otro caso, la globalización incapaz de expandirse, limitada por la falta de recursos naturales y la escasez de chip, destrone al dios del mercado, para dar paso a la imaginación de un dios global, cósmico y natural. Lo que fuere, con desglobalización o globalización estrangulada, es importante prever que la religión y la religiosidad, es un campo humano donde algo sucederá.

 

 

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