Reventas al triple de precio en los exteriores para el concierto de Bad Bunny
"Compro entradas. Bueno, pero si quiere le ofrezco una general", decía un hombre sentado sobre un murito en el boulevard de la Naciones Unidas. El sujeto tenía las manos en los bolsillos y, a diferencia de otros vendedores, no se movía por el lugar.
La primera oferta era comprar, no vender. Son pocos los boletos que quedan, por eso los reventas comercializan casi migajas. "Le doy la general en 100", señaló el reventa.
El intercambio de boletos se hacía bajo una minuciosa inspección ocular, quizás de confianza, entre comprador y reventa. La mayoría disimulaba los boletos de su propiedad sino sentían un potencial y verdadero interesado.
Otros sí lo hacían de frente, como una señora que mostraba en su mano derecho dos boletos anaranjados. "Deme 350 por cada palco", solicitó por una localidad que no superaba los 240. Ese valor era una ganga para quienes por la general de 38 desembolsaron casi 300.
Sin embargo, el enemigo fantasma de la compra-venta era la estafa. "Tenga cuidado con los que están engañando", comentaba un hombre de la tercera edad. Su recomendación era rayar con una moneda la parte posterior del boleto y verificar que surgieran números. "De lo contrario, le lanza la entrada en la cara", finalizaba.
Pero la búsqueda del pase al concierto quedó en segundo plano, porque miles de jóvenes se reunieron para sentarse en las veredas, con una botella en el centro, y escuchar, gratis, a su artista favorito. Todo eso, por cierto, estaba prohibido.
Estos son los exteriores del Olímpico Atahualpa a pocos minutos de que inicie el concierto de Bad Bunny. Grupos de jóvenes empiezan a reunirse para oír el show en el boulevard de las Naciones Unidas pic.twitter.com/GFoMEqCxV6
— EcuadorTV (@EcuadorTV) November 17, 2022