El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, señaló que 16.000 combatientes sirios se integrarán a la ofensiva del Kremlin. Su contraparte ucraniana los catalogó de “mercenarios”, una vez cumplidos los 16 días de guerra.

“Los mercenarios sirios no distinguen quién y qué idioma se habla aquí, a qué iglesia se va, a qué partido apoya […] Solo van a matar en tierra ajena, en todos los sentidos”, enfatizó el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. Además, se refirió a que Siria ya no apoya a Rusia con armamento, sino con soldados para potenciar la ofensiva.

Zelenski calificó a Rusia como un “enemigo obstinado”, puesto a que no considera las “miles” de bajas humanas producto de la guerra. “Esperaba que los ucranianos se rindieran y que alguien saludara las banderas rusas con flores en las calles de Ucrania”, dijo.

Por otro lado, el presidente ruso, Vladimir Putin, respaldó la idea de los “voluntarios” sirios dispuestos a participar en el conflicto de su lado. Su portavoz, Dimitri Peskov, aclaró que quienes se ofrecieron corresponden a personas de Oriente Próximo, pero no civiles rusos.

El mandatario ucraniano hizo un llamado a la comunidad internacional, en medio del desarrollo de la guerra. “La Unión Europea debe hacer más por nosotros, por Ucrania. Las decisiones de los políticos deben coincidir con el estado de ánimo de su pueblo”, sostuvo.