Era el primer año como docente de la Universidad de Las Américas, después de dos décadas de trabajo en el programa Día a Día que se transmite por Teleamazonas, María Belén Zambrano decidió cambiar su rumbo hacia la docencia. La docente trabajó 20 años en el programa Día a Día que se transmite por Teleamazonas. El reto de los estudiantes fue investigar lo ocurrido durante las protestas.

Profesora de los estudiantes de séptimo semestre y coordinadora de MESA (actividad de monitoreo realizada por estudiantes de séptimo y octavo semestre para UdlaChannel) propuso la óptica investigativa como eje fundamental de trabajo en su cátedra. En ese camino se le encomendó una misión que no tenía inicio o final: coordinar un proyecto de investigación sobre el listado de fallecidos del paro nacional de octubre 2019. Y lo logró.

¿Cómo recibió ese reto?

Fue importante saber de primera mano que esta era una necesidad de los estudiantes que tenían curiosidad periodística justamente motivada por la universidad. Entonces, podía aportar con la experiencia de 20 años en periodismo de investigación para guiar y orientar en este trabajo sobre la búsqueda de los datos necesarios y precisos para este tema que tenía un componente político muy fuerte.

¿Cuál fue el desafío más grande de trabajar en investigación con estudiantes?

No olvidar que eran estudiantes y un entorno de aprendizaje, eso era un desafío. Esto no quiere decir que se permitía errores que podían causar daños a terceros o al proceso de los estudiantes. Cualquier equivocación habría sido desagradable para una carrera que está naciendo en los estudiantes de periodismo.

El desafío era tomar este tema de manera profesional, como se lo manejó, sin olvidar que la orientación es mucho más fuerte cuando se trata de estudiantes que hacen una investigación.

¿Qué trabas encontraron en el proceso?

Como son estudiantes, les cuidamos mucho porque no podían estar entregados 100%  a la investigación. El tema tenía que ser manejado casi a horarios disponibles porque había las otras materias, presión de los otros profesores y debían seguir con sus clases normales.

Había esta presión de poder cumplir con las actividades estudiantiles de la carrera, algunas trabas de profesores que afortunadamente comprendieron y dieron la apertura para que los chicos entreguen sus trabajos y que no se de malos entendidos entre la investigación y la responsabilidad de la academia.

Eso no pasa en el ejercicio profesional porque se dedica de lleno a la investigación.

¿Cómo fue el trabajo de campo de la investigación?

Eso fue lo más lindo, incluso como experiencia para los estudiantes porque vivieron en primera fila los atavíos que iban a tener a la hora de enfrentarse a este tipo de investigación. Enfrentar a las fuentes, a la gente como profesionales y no como estudiantes, descubrir realidades diferentes de los familiares (de las víctimas), en ciudades diferentes. Eso temas que quizá el aula de clase no nos muestra y que de alguna manera solo lo podemos encontrar en la investigación.

Esa fue la mejor escuela, la mejor cancha definitivamente porque ahí se ve el ejercicio periodístico que fue muy bien logrado por los chicos. El área técnica, logística, de producción estuvo a cargo 100% de ellos.

¿Cómo se siente un año después de la investigación?

Creo que se pudo lograr mucho más, lamentablemente por cuestiones de tiempo, se venían otros retos, pero llegó la pandemia y se sacó de prisa en algunos temas. Sin embargo, se consiguió el cometido y los estudiantes resolvieron cada problema con el que se encontraron. Así lo harán en sus pequeñas y nacientes carreras y eso es lo mejor. Ellos trabajaron en un proyecto tan importante con una responsabilidad tan fuerte como era esta información y la sacaron bien.