Las costureras del puente de La Marín
Desde lo alto del puente de la Marín se ven tres sombrillas, tres máquinas de coser y tres costureras. Quizás las has visto desde el Ecovía o desde el bus, ellas se ubican todos los días a lado del centro cultural de La Marín desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde.
Antes de comenzar la entrevista, un ruidoso bus pasa a escasos metros de nosotros, el esmog se hace visible mientras es opacado por el ruido de la máquina de coser y Josselyn empieza a trabajar en un rápido arreglo para un pantalón del ‘veci’, un cliente habitual.
Cada día por la mañana las tres costureras sacan sus máquinas, un poco gastadas por los años, que son guardadas en una de las bodegas situadas debajo del puente.
Josselyn, una de las costureras, nos cuenta que lleva 25 años trabajando de esa manera; su papá fue quien comenzó con el trabajo hace unos cincuenta años, aunque él ya no trabaja actualmente.
También nos dice que decidieron situarse en ese lugar porque es bastante comercial, y, a pesar de ser un sitio bastante peligroso, según muchos ciudadanos, ella asegura nunca haber tenido la mala suerte de ser víctima de un asalto o algún contratiempo.
En cuanto a su trabajo nos dice que solo hacen arreglos rápidos, no confeccionan nada porque no tienen luz, sus máquinas son solo a pedal. “Los clientes llegan, se hace solo ese ratito y dando dando pajarito volando”.
Las tres son compañeras de trabajo y amigas, aunque también su familia trabaja ahí, sus otras dos hermanas son con quienes se suele turnar.
“Todos los días estamos acá, infallable, siempre salimos acá”.
Ya saben, si están por la Marín y necesitan arreglar su pantalón favorito con las vastas harapientas y los bolsillos llenos de huecos, pacense por su puestito de trabajo.