El rol del Chamán sí ha cambiado en pocas palabras. El turismo comunitario transformó el rol del chamán por la oferta de experiencias ligadas a consumo de ayahuasca, de retiros espirituales y tours de chamanismo, es decir, la mercantilización de los elementos socio-culturales de las comunidades.

Desde siempre el chamán ha sido un sabio muy respetado por la comunidad, a quien se le atribuían poderes mágicos y curativos, es transmisor de tradiciones, presidía los ritos, ceremonias y fiestas, preservaba la memoria colectiva y los saberes ancestrales.

Sin embargo, desde la implantación del turismo comunitario, muchos ritos mágico-religiosos fueron ‘banalizados’, al chamán se le asignan nuevas tareas en la comunidad, una especie de ‘guía turístico’ que ahora se tiene que ocupar de la producción de experiencias en los turistas, por lo tanto deberá “modificar su comportamiento en función de lo que es atractivo para el turista”, nos comenta Enrique Cabanilla en su artículo. 

En un estudio que investigó a 57 proyectos de turismo comunitario en Ecuador, se observó que 7 de cada 10 ofrecían experiencias chamánicas dentro de su oferta permanente de actividades turísticas, llamado turismo místico.

El rol del chamán ha cambiado por diversas razones: porque ahora es más una especie de “actor”, por los ingresos económicos personales y la demanda continúa de los servicios por grupos turistas. Además,  en Ecuador se ha visto el incremento exacerbado de “compañías” que ofrecen rituales con ayahuasca fuera de las comunidades indígenas, lo cual transforma la importancia ancestral y evidencia el irrespeto hacia las comunidades.