Paulina Pacheco se contagió de Covid-19 junto a algunos miembros de su familia en julio del 2020, para esta fecha en Ecuador, existían cerca de 80 mil contagios, cinco mil fallecidos, y todavía no se creaban las vacunas. Dentro de su círculo cercano, su hermano estuvo internado 15 días en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y otro familiar de 55 años falleció por la enfermedad.

Paulina cuenta que su hermano de 39 años sufrió una afectación pulmonar del 90%, y una vez que recibió el alta médica, sufrió efectos como la pérdida de masa muscular, debilidad en las articulaciones y la aparición de una taquicardia.

“La taquicardia le fue descubierta al momento que le tomaban la presión, los médicos nos dijeron que tengamos cuidado en las noches, ya que le podía provocar un paro cardiaco. Gracias a Dios no llegamos a esto, y la taquicardia fue controlada, aunque todo el tratamiento duró tres meses” cuenta Paulina recordando aquellos momentos en el “año pico” de la pandemia.

La principal preocupación de esta familia, una vez superado el Covid, fue la posibilidad de que uno de sus integrantes sufriera un infarto fulminante que ponga en riesgo su vida. ¿Por qué esta persona sufrió una afectación en su sistema cardiovascular?

Especialistas aseguran que el silencio por las enfermedades isquémicas del corazón es grave, y esto debería cambiar por las consecuencias que tiene en nuestra sociedad.

Según el último registro del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la principal causa de muerte en Ecuador son las enfermedades isquémicas del corazón (15.639) las cuales superaron a las muertes por Covid (15.490) en el 2020. La tercera causa de decesos es por Covid-19 no identificado.

Balance entre el Covid-19 y enfermedades cardiovasculares

Diego Egas, médico cardiólogo y miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Cardiología, dice que este es un problema que forma parte de la sociedad ecuatoriana desde hace décadas. De hecho, afirma que como sociedad, ya nos hemos acostumbrado a esta enfermedad por aspectos como el sedentarismo o una mala alimentación, a tal punto que es extraño conocer un paciente que realice ejercicio diario y coma saludable.

Según el especialista, no presentamos señales de alarma, “y el silencio por este mal es preocupante”.

Para Egas, el Covid es una afección del tracto respiratorio que altera de mayor a menor escala, dependiendo del sistema inmune del paciente. Una vez se confirmaba el contagio, otros sistemas en el organismo podían llegar a verse comprometidos.

“Durante la evolución del virus se comprobó que afectaba al sistema hematológico, aumentando la coagulación. Lo cual puede formar trombos y tapar arterias. Si estas arterias eran del corazón, se podía producir un infarto”, afirmó el cardiólogo. 

Paúl Espín, médico especialista en medicina familiar y comunitaria, aborda temas de manejo clínico y enfermedades crónicas e infecciosas. Él ha tratado la enfermedad desde su aparición en 2020, y menciona que existe evidencia para comprobar la relación entre enfermedades cardiovasculares y el Covid-19.

Espín afirma que, “Una de las principales afectaciones que el Covid produce al corazón es la miocarditis, es decir, una hinchazón del músculo cardiaco que hace que no se bombee sangre adecuadamente. Esto provoca una agrandamiento en las cavidades del corazón, que hace que se desarrollen deficiencias cardiacas”.

Además, pueden producirse arritmias que cambien el funcionamiento normal del corazón, lo cual puede desembocar en una taquicardia y demás patologías posterior a la infección Covid. Tal como le sucedió al hermano de Paulina Pacheco

Muertes por enfermedades del corazón por encima de las causad por Covid

El Dr. Egas hace hincapié nuevamente en la cifras del INEC, especialmente en la tercera causa de muerte en el país, el Covid no confirmado.

El especialista se cuestiona si estos decesos por Covid no identificados, se deban realmente a muertes súbitas por enfermedades en el corazón, que no hayan recibido el diagnóstico correcto o que no fueron atendidos en algún hospital.

“Cuando el Covid mata, no mata súbitamente. Quien sí lo hace así son las enfermedades cardiovasculares, estas muertes súbitas son más probables por afectaciones en el corazón que por coronavirus”, menciona Egas.

Lo que se ve en las estadísticas de las tasas de defunción, es el último paso de una enfermedad que la podemos tener toda la vida.

Para el cardiólogo, los números podrían bajar sustancialmente si existieran políticas de salud direccionadas a esta enfermedad, o si se aplicara la misma difusión que tuvo la prevención del Covid para este tipo de casos.

 Prevención

Las enfermedades cardiovasculares pueden empezar desde la genética, si es que existe esta predisposición, y no se tiene una alimentación adecuada, la afectación puede ser peor.

Otro problema grave es el sedentarismo, y según ambos especialistas, el número de problemas cardiacos debido a enfermedades como la hipertensión o la diabetes, en comparación con el sedentarismo, van por igual.  

Lo ideal es tratar de detectar esta afección antes de que se manifieste clínicamente. Para esto, es aconsejable que a partir de los 30 años, se realicen controles clínicos de forma periódica, donde se avanzará o no con estudios de mayor complejidad dependiendo de los resultados.

La actividad física, una alimentación balanceada, no fumar, no ingerir bebidas alcohólicas en exceso y mantener un peso adecuado, son medidas que se pueden adoptar para adoptar un estilo de vida más sano.