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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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“Ehteraz, please”

“Ehteraz, please”
“Ehteraz, please”
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Esta frase se volvió una letanía ya difícil de digerir en Doha. En términos reales, la empecé a escuchar antes de embarcar hacia Qatar, en el counter de la línea aérea.

Ehteraz es de esas palabras paridas por la pandemia y que, al parecer, llegó para protagonizar.

¿Qué es el Ehteraz? ¿Una pócima? ¿Una vacuna contra el coronavirus? No, es el máximo orgullo de la seguridad y la salubridad del Estado de Qatar, es el muro que contuvo la pandemia y ayudó a la reactivación económica.

Todo qatarí o visitante debe salir a la calle armado del Ehteraz. Es decir, en su teléfono móvil llevará esta aplicación que resulta, aún hoy, imprescindible para la vida.

Funciona así: el Ehteraz registra vida y milagros de cada usuario. Se proveen los datos personales, el sistema los corrobora en las bases estatales y obliga a subir certificado de vacunación, prueba Pcr, registro de recuperación, recetas y documento de identidad.

Luego, el sistema los coteja y entrega un código QR de color verde, que permite el tránsito libre y el acceso a todos los servicios posibles. Si el código es naranja o rojo, producto de algún contacto inmediato o de una prueba positiva, manda a cuarentena u hospitalización

En el caso de los extranjeros, el Ehteraz permite el acceso al país. Si no califica bien la vacuna o la prueba Pcr, decreta cuarentena de al menos dos días. Caso contrario, deja un QR que se lee en migración a la hora de la entrada.

Las autoridades la valoran como un éxito. Qatar es uno de los países victoriosos en el combate a la pandemia y también en la reapertura. Llegó a tener uno de los índices más altos de pruebas (75% de la población), lo que arrojó una positividad de hasta el 25%. La vacunación alcanza al 96%.

Los contagios siempre estuvieron bajo control y el Covid apenas ha provocado 677 muertes desde febrero 2020. No se registra un fallecido por esta enfermedad desde hace quince días. El total global de enfermos en toda la etapa pandémica es de 361 mil entre 2.8 millones de habitantes.

“Ehteraz, please” se oye a la entrada de los buses, el metro,tiendas, restaurantes y centros comerciales. Si no se lo muestra, no se entra. El sistema de salud, tanto público como privado de Qatar, es de los mejores del mundo y ha funcionado así en la crisis. El gobierno llama a no ponerlo en riesgo, por eso los controles radicales.

Mi experiencia con el Ehteraz es frustrante, la de otros ecuatorianos, me consta, también. Solamente me entregó el código de ingreso al país. Al intentar activar la aplicación en Doha, se cuelga o da error, aparte que pide un número de teléfono local para validarla.

Ok, conseguí el número local, pero nada. Lo he probado en dos celulares diferentes y tampoco. Perdí en el intento.

Entonces, ¿voy por la vida en Doha sin poder entrar a ningún lado o no salgo? Tampoco. Me ha tocado llevar mi certificado de vacunación extranjero y negociar, siempre negociar con largas explicaciones en la entrada. En algunos lados, por caso la estación de metro de Souq Waquif, ya me miran con indulgencia y me dejan pasar.

¿Sobrevivirá el Ehteraz y su semáforo para humanos hasta la época del Mundial? Seguro e inventan algo mejor.

Mientras, me alisto para mañana seguir explicando unas cinco o diez durante el día que soy extranjero, que me voy el sábado y no me sirve la app. Permiso, no me demoro, déjeme entrar, por favor, es solo un ratito.

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