El investigador César Ulloa, coordinador académico de investigación del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), hace un análisis político del momento que vive el gobierno del presidente Guillermo Lasso y las trabas que ha tenido con la Asamblea Nacional.

Ulloa dice que con una consulta popular, el Gobierno se juega un “partido diferente” pero que le permitiría un margen de maniobra mas legítima, que en la actualidad no sucede. Además, hay que tomar en cuenta el desgaste natural del primer año de gobierno y el desgaste de la Asamblea por sus propios errores.

¿La situación que vive el país con trabas para la gobernabilidad, complica al presidente Guillermo Lasso su campo de maniobra... en la ejecución de sus promesas de campaña? 

Siempre habrá complicaciones, en la medida de que la relación entre Ejecutivo y Legislativo pasa por algunos aspectos. Tiene que establecerse sobre la base de unos mínimos de cooperación. Al Ejecutivo no contar con un bloque  o mayoría absoluta, quiere decir que sus proyectos emblemáticos se van a quedar en el camino. Sin embargo, tiene algunas vías que sin contar con el Legislativo, le van a permitir un reducido margen de maniobra, donde finalmente algo podrá hacer.

El presidente Lasso ha dicho que definitivamente no cuenta con la Asamblea y que va a gobernar pensando en que no cuenta con esta función del Estado. ¿Qué campo de maniobra jurídico y político ve usted?

En un sistema presidencialista donde una figura esencial es la primera magistratura del Estado, se establece que se gobierne a través de decreto. Pero recordemos que es una figura establecida para las competencias que tiene por ejemplo hacer o deshacer en la estructura que depende de esa función. La eliminación o creación de ministerios o secretarías, posiblemente ayude a darle una estructura operativa a la presidencia, pero no va más allá de eso.  Es decir, el Presidente tiene una iniciativa importante que a través de decreto puede darle una agilidad al Estado. Sin embargo, el Ejecutivo puede de alguna manera complementar esa forma de gobernar por decreto, que lo hicieron varios gobiernos pero con una consulta popular, donde se pueda intercambiar una figura de enmienda desde un referéndum o plebiscito... o más drásticamente, consultando al pueblo, si quiere ir a unas nuevas reglas del juego a través de una Asamblea Nacional Constituyente. Tendría dos vías, ya que el Gobierno ha descartado por el momento la figura de la muerte cruzada.

El presidente dijo que estudia la posibilidad de consultar a los ciudadanos temas trascendentales como la reforma laboral o una nueva ley de inversiones. ¿Usted considera políticamente oportuna esta opción y si el Consejo Nacional Electoral (CNE) estará preparado para esta consulta en el 2023? 

El tiempo alcanza y el CNE está preparado. El ejemplo es la base de datos del plan de vacunación que se usó con el organismo electoral con gran éxito. No es un tema operativo, sino en este caso, hay que entender que la consulta es una elección porque el Ejecutivo y la oposición tienen un plazo para hacer propaganda, en el sentido de auspiciar una propuesta. El Ejecutivo puede consultar cosas que no afecten temas constitutivos del Estado, es decir, enmendar la constitución. Por otro lado, plebiscitariamente preguntar temas que aunque no sean vinculantes, le empujan a las funciones hacer cambios. Creo que los temas esenciales que podría preguntar el Ejecutivo serían quitarle la capacidad de designación de autoridades que tiene el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), porque hay un clamor popular de que eso no funciona. Podría preguntar por ejemplo el tema de la seguridad social o la reforma laboral. Importante también plantear un tema del funcionamiento del sistema de justicia y sus operadores.