Yemen está sumido en el caos
Yemen se sumía ayer en el caos con combates callejeros entre fuerzas del presidente Ali Abdalá Saleh y combatientes tribales que dejaron cerca de 40 muertos en Saná, y disturbios en la ciudad sudista de Zinjibar, tomada por extremistas armados.
Tras cuatro meses de protestas populares sangrientamente reprimidas por el régimen de Saleh, que se niega a dejar el poder, la revuelta adquirió otra magnitud el 23 de mayo con el inicio de duros combates en Saná entre fuerzas leales al presidente y un poderoso jefe tribal, que se unió a la oposición.
Estos combates, que se añaden a los enfrentamientos en el sur entre el Ejército y los extremistas, eclipsaron el movimiento de protesta popular en Saná, donde solo algunos centenares de manifestantes acampaban aún en la Plaza del Cambio.
Los habitantes de Al Hasaba, barrio donde se producen los choques en el norte de la capital, pasaron otra noche en blanco debido a los combates con armas de todo tipo de calibre, lo que permitió a los hombres del jefe tribal Sadek al Ahmar acercarse a la sede de la presidencia. Al menos 39 personas murieron en dos hospitales de Saná, la mayoría de miembros de las fuerzas fieles a Saleh o combatientes de Sadek. Hasta ahora los enfrentamientos se han dado en Al Hasaba, pero la inquietud ganó al resto de la capital, causando un inicio de éxodo de la población.