Wolfgang Schäuble, el ministro alemán que quiere a Grecia fuera del euro
Al alemán Wolfgang Schäuble se le ve como una "amenaza para Europa" tras su demostración de intransigencia con Grecia, pero este proeuropeo convencido defensor del cumplimiento de las reglas a ultranza, disfruta de una popularidad sin precedentes en Alemania.
A los 72 años, este conservador decano del gobierno de Angela Merkel se ha convertido en una figura odiada para muchos europeos. Su rostro con los labios apretados ilustraba los carteles electorales que llamaban a los griegos a votar a principios de julio "no" a la austeridad, concepto estrechamente asociado a su nombre.
El ministro de Finanzas alemán es la "principal amenaza para Europa", comentó el lunes el diario portugués Publico. Su propuesta de un "Grexit temporal" le ha valido ácidas críticas, empezando por su exhomólogo griego Yanis Varoufakis que le acusó de haber conducido deliberadamente a Europa a un "impasse".
El colmo para este político que puede jactarse de ser el más europeo de los responsables alemanes.
Nacido en 1942 en Friburgo de Brisgovia, cerca de la frontera francesa, es una de las escasas personalidades políticas alemanas que conoció la guerra de pequeño.
De ahí nació la convicción europea de este jurista que sueña en voz alta con una Europa federal. Desde 2010 ha hecho todo cuanto ha estado en su mano para mantener la integridad de la zona euro, pese a su delicada salud agravada por un atentado perpetrado por un desequilibrado que en 1990 le dejó de por vida en una silla de ruedas.
"Credo" de una vida
Lo repitió el viernes: la integración europea ha sido el "credo" de toda su vida. Pero una cosa es el "corazón" y otra la "cabeza", que debe decidir "lo que funciona".
Para este jurista lo importante es el cumplimiento de las reglas. En eso se distingue de su jefa Angela Merkel, física de formación y más pragmática.
Schäuble, que se describe como "despiadado" en su gestión del dinero de los alemanes, ha impuesto condiciones estrictas para la ayudas de las que Berlín es el mayor contribuyente.
Los alemanes se lo agradecen, con una popularidad que llegó a principios de julio al 72% de opiniones favorables.
Obstinado y beligerante, con un lenguaje directo y seco, se ha ganado bastantes enemigos en Grecia. Los últimos meses su rectitud parecía haberse transformado en una cruzada personal contra los dirigentes griegos cuyas tesis y estilo político tan diferentes del suyo le han sacado de sus casillas.
En las últimas semanas, su entrecejo se ha fruncido un poco más y sus labios se han reducido a una línea. Se ha convertido en el látigo de la zona euro, recordando sin cesar a unos y otros sus deberes.
Confianza traicionada
Su biógrafo Peter Schütz se refiere a este artesano de la Reunificación alemana de 1990 como el "hombre más directo" que conoce. Una característica que parece haberse reforzado ahora que el interesado, que tiene el récord de longevidad de los diputados del Bundestag (43 años) y ha sido ministro en cinco ocasiones, no parece tener grandes ambiciones personales. Su carrera y su discapacidad le han forjado su coraza.
Considera que se ha erigido en el defensor de los intereses alemanes y también de los pequeños países que entraron en el euro a costa de enormes sacrificios - Portugal, los países bálticos. "Schäuble es nuestro héroe", decía hace poco una fuente diplomática báltica.
Yanis Varoufakis describió un Eurogrupo, el cenáculo de los ministros de Finanzas de la zona euro, bajo la bota del ministro alemán. Es él el que se opone más activamente a una reestructuración de la deuda griega, pese a que la defiende hasta el mismísimo Fondo Monetario Internacional (FMI), pese a que la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, es una de las más cercanas al ministro.
Pocos pueden decir lo mismo. La carrera política de Wolfgang Schäuble es una larga historia de confianza traicionada, en primer lugar por su mentor político Helmut Kohl, al que al final no pudo suceder. Su nombre circuló después para la presidencia de la República, pero Angela Merkel prefirió a otro.
Nada ha puesto en peligro su lealtad, primero con Helmut Kohl y ahora con Angela Merkel. Su biógrafo Peter Schütz ve en esta fidelidad sin fisuras el rasgo característico de este "hombre de deber protestante" profundamente creyente. (I)