El sitio WikiLeaks quedó en la mira de los servicios secretos de Estados Unidos y Gran Bretaña, tras haber sido espiado de forma constante, tanto por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) como por su homóloga británica, el poderoso Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ).

Según el fundador del sitio, Julian Assange, ambas agencias de Inteligencia occidentales espiaron no solo a WikiLeaks y sus actividades, sino también a quienes se contactaron con el sitio de filtraciones.

El activista, que está refugiado desde junio de 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, por temor a ser extraditado a Suecia y posteriormente a Estados Unidos, dijo a través de un comunicado en la capital británica que nuevos documentos divulgados por Edward Snowden, exagente de la CIA, revelaron que tanto la NSA como el GCHQ estuvieron detrás de un monitoreo hostil de WikiLeaks.

Uno de los documentos, fechado en 2012 y cuyo título es Top Secret, indicó que el GCHQ espió al sitio de filtraciones y a sus lectores con el fin de obtener información secreta. “WikiLeaks condena categóricamente el comportamiento ilegal e imprudente de la Agencia Nacional de Seguridad. Llamamos a la Administración de (Barack) Obama para que nombre a un fiscal especial para investigar la amplitud de las actividades criminales de la NSA contra medios como WikiLeaks y su red extendida”, indicó Assange en un comunicado.

WikiLeaks, por su parte, expresó su preocupación por la escala de las tareas de espionaje, como también de la “descarada” forma en que se recopiló información. La organización fundada por Assange pidió una investigación sobre las actividades ilegales del GCHQ.

Las acciones de Assange y de Snowden permitieron dar a conocer detalles comprometedores sobre las actividades de Estados Unidos en las guerras de Irak y Afganistán, como también de compañías, bancos y empresas transnacionales, además del espionaje masivo a ciudadanos inocentes y a líderes aliados de Estados Unidos.