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Velas y regalos a los niños para recordar a difuntos

Velas y regalos a los niños para recordar a difuntos
02 de noviembre de 2011 - 00:00

Los países se alistan para conmemorar el Día de los Difuntos, mientras que otros empezaron desde ayer a hacerlo.  
Una de las tradiciones prehispánicas del estado de Puebla, en el centro de México,  es que los niños de las comunidades indígenas mixtecas reciban  regalos de sus familiares muertos.

El cronista mexicano Eduardo Merlo explica que esta tradición ancestral solo se conserva “pura” en algunos municipios del sur del estado de Puebla, donde los pequeños esperan ansiosos los juguetes que los difuntos depositan en los altares que las familias preparan en su honor.

Mientras que, en la mayor parte del país, los vivos obsequian comida, flores y velas  a sus difuntos.  “En estas comunidades son los muertos quienes traen, desde donde están, los regalos para los niños”, contó  Margarita Cuautle, quien desde hace 40 años vende  silbatos de barro utilizados en esta conmemoración.

Desde la mañana del 31 de octubre se alista la ofrenda, que incluye juguetes para los pequeños  que ya perecieron, pero también para aquellos que siguen aquí, “con el fin de  que vivos y muertos jueguen frente al altar”, indica Merlo.

Entre los regalos figuran animalitos con ruedas, platos, muñecos y ahora algunos juguetes más sofisticados. Una vez puesta la ofrenda, las familias se visitan unas a otras para que los menores reciban de sus “padrinos” el regalo esperado.

En Ciudad de México, mientras tanto, lleno de velas y de cruces con nombres inscritos que cuentan historias, el monumento al Ángel de la Independencia  se convirtió, el lunes por la noche,  en un inmenso altar en honor de las víctimas de la violencia.

Durante horas, decenas de miembros y simpatizantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), que lidera el poeta  Javier Sicilia, elaboraron cruces de cartón,  las pintaron de blanco y las colocaron sobre las escaleras y el césped del significativo monumento, ubicado en el Paseo de la Reforma, en la capital mexicana.

“Olvidar a los muertos es olvidar nuestra historia, perder la memoria, es perdernos como país. Sin memoria tendríamos alzheimer social y eso es la pérdida de una identidad, del ser de una patria”,  manifiesta el poeta Sicilia, que apareció cuando se encendieron las primeras de las 50 mil velas en el evento “Un destello en la oscuridad”.

En El Paso (Estados Unidos), cientos de habitantes   se dieron cita este fin de semana en una de las plazas del mercado local para rendir un homenaje póstumo a sus difuntos, a quienes se les levanta  altares, una costumbre también del vecino país México.

Así, músicos, artesanos, maestros de cocina y otros embajadores de la cultura mexicana participaron en esta décimo tercera edición con sus talentos y pusieron el toque colorido a una jornada melancólica y caracterizada principalmente por el recuerdo de los fallecidos. 

Cerca de 50 altares con fotos de los fallecidos y sus objetos personales se apostaron a lo largo y ancho del mercado Mayapán. “Para los mexicanos la muerte es una fiesta, es un recuerdo de los que pasaron por nuestras vidas, y por eso en esta fecha les rendimos un homenaje”, explica  Wendy Cao Romero, procedente del estado mexicano de Veracruz.

Durante la conmemoración del Día de Muertos, cientos de personas acudieron llevando consigo las fotos de sus amigos y familiares fallecidos, así como los platillos que más les gustaban, esperando así que los espíritus de sus allegados pudieran disfrutar una vez más de sus comidas preferidas.

En Filipinas, la Iglesia Católica  habilitó una página web y un correo electrónico para que los feligreses puedan solicitar misas por sus difuntos a través de Internet.

La medida va dirigida principalmente a los millones de filipinos que viven en el extranjero y no pudieron ayer celebrar en su país el Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos.

“Los que no pueden asistir a sus parroquias, principalmente los filipinos que trabajan en otros países o como marineros, pueden  pedir así que se celebre una misa por vuestros seres queridos”, explica el director de comunicación de la Conferencia Episcopal de Filipinas, monseñor Pedro Quitorio.

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