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El mandato del cese al fuego se encuentra bajo revisión de la ONU

Uribe pone obstáculos para salvar el acuerdo de paz en Colombia

El exmandatario Álvaro Uribe (centro) durante la campaña contra los acuerdos de paz en Cartagena.
El exmandatario Álvaro Uribe (centro) durante la campaña contra los acuerdos de paz en Cartagena.
Foto: AFP
21 de octubre de 2016 - 00:00 - Rafael Croda. Corresponsal en Bogotá

El presidente colombiano Juan Manuel Santos y el ex mandatario Álvaro Uribe, principal promotor del ‘No’ al acuerdo con la guerrilla de las FARC, ya comenzaron a hacer públicas sus divergencias frente a la manera en que debe salirse del limbo en el que quedó ese pacto de paz luego de que fue derrotado en el plebiscito del 2 de octubre.

Mientras Santos pide celeridad al uribismo para llegar un pacto nacional que permita salvar lo negociado con las FARC durante tres años y nueve meses, el ex mandatario le advierte que su partido, el Centro Democrático, no aceptará ningún “ultimátum” y ratifica que no tiene ninguna prisa en llegar a acuerdos.

Desde La Habana, mientras tanto, los jefes de esa guerrilla advierten, en línea con Santos, sobre la inconveniencia de que el país quede atrapado en un diálogo interminable, como lo pretende el uribismo, al que acusan de pretender dilatar el proceso para llegar en una posición de fuerza a los comicios presidenciales de 2018.

El senador izquierdista Iván Cepeda, un facilitador clave de los diálogos de paz con las FARC, dice a EL TELÉGRAFO que el presidente tiene razón al exigir rapidez al Centro Democrático para llegar pronto a un pacto nacional que permita implementar los acuerdos con esa guerrilla luego de que los votantes los rechazaron por una estrecha mayoría en el plebiscito.

“Esta discusión no debe ir más allá de noviembre, hay un cese del fuego de por medio (entre la guerrilla y las Fuerzas Militares) que está en una indefinición y que urge hacerlo definitivo”, señala el legislador, quien luego del plebiscito viajó a La Habana para reunirse con los jefes de las FARC, donde estos se encuentran.

Aunque el martes el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reiteró su respaldo al proceso de paz en Colombia y a la misión del organismo que verifica el cese del fuego, señaló que el mandato de esta se encuentra “bajo revisión”.

Y ayer el jefe de esta misión, Jean Anault, anunció que su número de integrantes pasará de 940 a 400.

Santos amplió la vigencia del cese bilateral del fuego hasta el 31 de diciembre, luego de que el triunfo del ‘No’ a los acuerdos de paz dejó sin efecto el acuerdo del cese definitivo del fuego e interrumpió el proceso de concentración de las tropas de las FARC en 27 puntos del territorio colombiano.

Y es que el diálogo nacional entre los partidarios del ‘Sí’ y el ‘No’ a los acuerdos de paz, que se abrió paso tras el plebiscito, se ha visto entorpecido por una serie de dilaciones de los uribistas, que entregaron sus propuestas de renegociación de esos pactos diez días después de esa consulta, lo que desconcertó al gobierno pues habían hecho campaña con ellas durante meses.

En cambio, otros promotores del ‘No’, como el ex presidente Andrés Pastrana, la ex candidata presidencial conservadora Martha Lucía Ramírez y asociaciones de víctimas de las FARC, presentaron sus objeciones a los acuerdos en los días siguientes al plebiscito.

Y cuando el Centro Democrático por fin presentó sus propuestas, la semana pasada, funcionarios del gobierno las consideraron tan radicales, que pensaron que se trata de una estrategia para llevar la discusión hasta 2018, cuando se deberán realizar en Colombia elecciones presidenciales.

Al hacer un balance de las iniciativas del ‘No’, Santos dijo que algunas “son razonables, otras son difíciles, pero no imposibles, y hay otras que son totalmente inviables, porque parten de supuestos inaceptables”.

Señaló que, por ejemplo, algunas propuestas del Centro Democrático ”sugieren que aquí nunca hubo conflicto armado, que nunca hubo una guerra, y que por consiguiente no se pueden aplicar ni el derecho internacional humanitario ni la justicia transicional, que se creó precisamente para ayudar a resolver los conflictos armados”.

Propuestas extremas

El partido de Uribe propone acabar con la Jurisdicción para la Paz, pieza fundamental del acuerdo de justicia; que los jefes guerrilleros paguen un tiempo de reclusión efectiva por los crímenes de guerra y no penas alternativas; que se dé amnistía, de inmediato, a las tropas guerrilleras, lo que las FARC consideran una táctica para dividirlas; y que el acuerdo de desarrollo rural se supedite a las posibilidades fiscales del país.   

“Lo que el uribismo propone es una renegociación de fondo, algo imposible. El acuerdo con las FARC es una realidad insoslayable. Tanto, que hasta los más enconados opositores han tenido que adaptar sus propuestas a ese texto, y nadie lo puede desconocer como la base real de la paz”, señala el senador Cepeda.

Por eso el presidente Santos ha venido insistiendo en la importancia de salir “lo antes posible” del limbo en que se encuentran los acuerdos de paz.

“Un nuevo acuerdo, ya, es el clamor ciudadano, es la voluntad del gobierno y debe ser también la de las FARC. Es un imperativo para que no se vaya al traste el enorme esfuerzo de estos últimos seis años (tiempo que duraron los diálogos exploratorios y la negociación)”, dijo el presidente en un mensaje a la nación la noche del martes.

Y durante un acto con magistrados del Consejo de Estado Santos señaló: “Vamos a buscar una salida entre las alternativas que nos ofrecen nuestras leyes y nuestra Constitución, incluidas las sentencias de la Corte Constitucional”.

La sentencia mediante la cual la Corte Constitucional autorizó el plebiscito para refrendar los acuerdos estableció que si esa consulta era ganada por ‘No’, como ocurrió, el presidente quedaba impedido para implementar los pactos con las FARC, pero no quedaban impedidos el resto de poderes públicos.

Esto quiere decir que el Congreso está facultado para implementar los acuerdos con esa guerrilla y aprobar las leyes que se requieren para ese fin.

Incluso Cepeda dice a este diario que si para noviembre no se llega a un acuerdo con el Centro Democrático –el sector del ‘No’ más radicalizado—, el Congreso podría comenzar a implementar el pacto con las FARC a partir del diciembre.

Pero aunque Santos no se ha referido hasta ahora a esta posibilidad, sus declaraciones a favor de una salida constitucional al impasse fueron interpretadas por Uribe como un “chantaje”.

Según el ex mandatario, Santos incluso ha optado por “manipular a los ciudadanos para desprestigiar el ‘No’”. Esto lo dijo luego de que el presidente se reuniera con habitantes de un municipio del sur del país que votaron contra los acuerdos para aclararles las dudas que tenían sobre ellos.

Santos se ha referido a las falsedades que propalaron los uribistas sobre los acuerdos, como que se iban a gravar las pensiones para pagar la desmovilización de los guerrilleros.

El diálogo con ciudadanos que votaron por el ‘No’ ha servido “para aclarar muchos de esos temas y dar tranquilidad a los colombianos sobre los acuerdos”, ha señalado el presidente.

Pero el vocero del Centro Democrático, Carlos Holmes Trujilllo, insistió ayer (miércoles) que pareciera que Santos tuviera “cierto propósito de sacar un atajo constitucional a lo que fue la decisión de los colombianos en el plebiscito”.

Farc no aceptan reclusión

Pero nada de lo que dice Santos parece dejar satisfechos a los uribistas. El presidente decidió ampliar hasta este jueves la presentación de objeciones a los acuerdos de los partidarios del ‘No’, para llevarlas a La Habana a fin de discutirlas con los jefes de las FARC.

Holmes Trujillo reaccionó afirmando que “los plazos terminantes nunca son convenientes, la verdadera duración de este proceso depende de la verdadera voluntad”.

Esto, a pesar de que Santos estaba ampliando el plazo pues la idea original era que los negociadores del gobierno viajaran a La Habana ayer miércoles para plantear las propuestas de los promotores del ‘No’ a los jefes guerrilleros.

El comandante de las FARC Pastor Alape ya adelantó al diario EL TIEMPO que ese grupo insurgente rechaza la propuesta del uribismo de que los jefes guerrilleros tengan un tiempo de reclusión, así sea en colonias agrícolas, como lo planteó ese partido.

“Ningún proceso de paz en el mundo ha terminado con alguno de los actores en la cárcel. Entonces no se trataría de un proceso de paz. Nos hubiéramos ahorrado estos seis años desde que inició el proceso. Ese es un planteamiento incoherente. Esa ruta no nos lleva a la paz”, señaló el jefe guerrillero.

De acuerdo con Alape, el Centro Democrático busca extender las discusiones como parte de una estrategia política-electoral para “generar ingobernabilidad”.

El propio dirigente del Centro Democrático y ex vicepresidente de Colombia, Francisco Santos, reconoció ayer (miércoles) que en ese partido “hay gente que no quiere que esto avance”.

Mientras el uribismo se empeña en una renegociación de fondo y de largo plazo, amplios sectores estudiantiles, políticos y de la sociedad civil han protagonizado en todo el país marchas multitudinarias a favor de la paz con una demanda central: “¡Acuerdo ya!”.

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