El milagroso rescate de un recién nacido atrapado dentro de una tubería de un cuarto de baño en una provincia del este de China ha devuelto la mirada hacia la estricta política de control demográfico del gigante asiático.

Unos 100.000 recién nacidos son abandonados cada año, según datos del Gobierno chino. La “política del hijo único”, una medida que se instauró hace tres décadas para frenar la superpoblación, ha impedido el nacimiento de casi 500 millones de chinos.

Si no se hubiese aplicado la limitación de nacimientos, medida que no se ha implementado en ningún lugar del mundo, China tendría unos 2.000 millones de habitantes que sería incapaz de alimentar, en vez de los 1.340 millones actuales.

Pero el cumplimiento de esta política ha llevado a que los abandonos, abortos y esterilizaciones se hayan convertido en una práctica común. En este contexto, los servicios de emergencia chinos rescataron ayer con vida a un recién nacido, de apenas dos días, que había sido arrojado a un retrete en una vivienda de la provincia oriental de Zhejiang.

La madre del niño, de 22 años y soltera, había ocultado su embarazo a sus vecinos por temor a ser víctima de sanciones. El sábado la muchacha tuvo el parto de manera sorpresiva cuando se encontraba en una letrina de estilo turco, por la que el bebé cayó a la cañería. AFP