Una campaña “brillante” logró el retorno del PRI
Ni el movimiento estudiantil Yosoy132 ni sus supuestos vínculos con los grandes medios de comunicación y los carteles del narcotráfico lograron salpicar el triunfo de Enrique Peña Nieto en los comicios presidenciales, del domingo pasado, de México. Los analistas atribuyen su victoria a una campaña electoral estratégicamente “brillante” y al descontento de los mexicanos por la gestión del actual régimen.
El abogado, de 45 años, arrebató la presidencia al oficialista Partido Acción Nacional (PAN) y después de doce años logró que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante 71 años, regrese a la casa Los Pinos.
Con el 94% del voto escrutado hasta el mediodía de ayer, el PRI obtuvo el 37,9% de los sufragios frente al 31,7% logrado por el líder de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, y el 25,4% de Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN, del partido del presidente saliente Felipe Calderón. También obtuvo la victoria en los bastiones del oficialismo, como Jalisco -donde el PAN gobernaba desde hace 18 años- y Chiapas, pasando a controlar 22 Estados de los 32 que integran la república federal mexicana.
Pero los votos del PRI, tanto en las elecciones presidenciales como en las legislativas, son menores de lo que esperaba el partido y por ello su triunfo tiene un sabor “agridulce” para sus partidarios, ya que verá limitado su poder debido al avance de la izquierda en el Congreso, dijo Federico Estévez, investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), en diálogo con El Telégrafo.
“No son tan victoriosos los resultados y no están dentro de las expectativas, eso explica en buena medida que el discurso de Peña (tras el triunfo) haya sido solemne, apagado ante la decepción de los votos electorales que le negaron la capacidad para gobernar con amplia mayoría y lo llevarán a tener que negociar fórmulas con los partidos”, explicó Estévez.
Peña Nieto, la cara joven de un partido viejo, anunció su victoria con un discurso conciliador. “Somos una nueva generación, no hay regreso al pasado (...) Voy a ejercer una presidencia democrática que entienda los cambios que ha experimentado el país en las última décadas y actuaré conforme a la nueva realidad, dispuesto a escuchar y a tomar en cuenta a todos”, declaró Peña entre la euforia de sus militantes.
En este contexto, Estévez considera que el retorno del PRI a la presidencia de México será como la de los años 90, cuando gobernaba Carlos Salinas de Gortari, cuya gestión, al igual que durante la época del PRI, fue cuestionada por la falta de democracia y transparencia.
A criterio del investigador fueron muchos los factores que jugaron a favor de Peña y que lo llevaron a obtener el triunfo en los comicios. Uno es el “mal sabor de boca” que deja la administración de Felipe Calderón, que “ha acumulado muchos descontentos” especialmente con el tema de la inseguridad y su cuestionado plan de guerra contra el crimen organizado, que desde 2006 ha dejado más de 50.000 muertos.
A esto se suma, que el partido oficial PAN está dividido, lo cual quedó demostrado cuando el ex presidente panista, Vicente Fox, expresó públicamente su respaldo a Peña Nieto, en desmedro de la candidata oficialista Josefina Vázquez Mota.
El analista también destaca que la campaña electoral de Peña fue “brillantemente concebida y ejecutada casi sin errores a lo largo del año”. Otro factor que explica por qué Peña fue favorito para los electores, es que sus rivales fueron “mediocres” e “incapaces” de encontrar y plantear una salida para evitar el retorno del sistema priísta que representa Peña Nieto, expresa Estévez.
Para Fernando Dworak, analista y consultor político mexicano, el triunfo de Peña es el resultado de una campaña que inició desde el primer día como gobernador del Estado de México, en 2006, cuando comenzó a trabajar por la Presidencia, buscando acuerdos y consensos con los líderes del PRI.
“Fue haciendo su tarea. Es cierto lo de la figura delineada por el marketing y lo conveniente de haberse casado con una actriz de novelas (Angélica Rivera) ayudó, pero en definitiva, el entorno pesa poco. Él fue cuidadoso en apegarse a lo que vende”, agrega Dworak.
Álvaro Delgado, columnista de Proceso, coincide en el trabajo minucioso que Peña Nieto enfrentó desde la Gobernación. “Desde entonces se propuso capitalizar desde el principio dos factores: la mediocridad del gobierno federal del PAN y el miedo al opositor Andrés Manuel López Obrador”, indica.
Delgado asegura que su estrategia de campaña que, en su opinión, incluye a los principales medios de comunicación de México, “lo presentó como un tipo apuesto, pero también eficaz y logró ocultar las prácticas de represión, corrupción y fraude”.
Para el politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Carbonell, las denuncias contra Peña Nieto, que lo vinculan a los monopolios de los medios de comunicación y al narcotráfico, no causaron efecto sobre los mexicanos porque están habituados a la corrupción.
“Es un asunto que en este país se ve como algo normal y más aún si se trata del PRI. Al no ser un asunto novedoso, no influye en las preferencias electorales”, explica Carbonell.