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El 47% de los ataques a periodistas proviene de funcionarios públicos

Un comunicador es agredido cada 26 horas en México

Fotoperiodistas mexicanos sostienen fotos de su colega asesinado Rubén Espinosa durante una manifestación en la Ciudad de México. Foto: AFP
Fotoperiodistas mexicanos sostienen fotos de su colega asesinado Rubén Espinosa durante una manifestación en la Ciudad de México. Foto: AFP
04 de agosto de 2015 - 00:00 - Paula Mónaco Felipe. Corresponsal en Ciudad de México

Se autoexilió en la Ciudad de México por las amenazas que recibía en Veracruz, uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Aquí, lejos de encontrar seguridad, topó la misma violencia de la cual escapaba: El fotógrafo Rubén Espinosa y 4 mujeres con quienes se encontraba fueron hallados muertos el viernes pasado y es el séptimo periodista asesinado en el país en lo que va de 2015.

Torturado, con 2  heridas de bala en el pecho y otro en la frente -tiro de gracia- dejaron su cuerpo en la calle Luz Saviñón número 1909, en la colonia Narvarte. En ese departamento de ubicación céntrica en zona de clase media residían 3 de las 4 mujeres que fueron asesinadas junto a él, quienes, según datos extraoficiales, también presentaban signos de torturas, abuso sexual y un tiro de gracia.

Las autoridades no reportaron las identidades de las mujeres pero la prensa local informa que las víctimas son Nadia Vera, de 32 años, antropóloga y activista; Yesenia Quirós, maquillista de 18 años, una joven colombiana de 29 años llamada Nicole y una mujer de 40, quien habría llegado al domicilio a realizar labores de limpieza. Aún no se esclarecen detalles ni el móvil, pero el fiscal Rodolfo Ríos Garza aseguró que la Procuraduría investiga “todas las líneas que nos lleven al esclarecimiento de los hechos, incluyendo por supuesto los datos que tenemos respecto a la entidad de Veracruz en donde desarrollaba la actividad de periodista”.

Prensa incómoda

Rubén Espinosa tenía 31 años. Era fotógrafo de la agencia AVC noticias, del estado de Veracruz, y colaborador de la revista Proceso y la agencia fotográfica Cuartoscuro.

Empezó su carrera en la capital y en el año 2006 se mudó a Xalapa, Veracruz, para integrarse al proyecto El Golfo Info. Después laboró en el gobierno estatal y local pero renunció al cargo por estar en desacuerdo con la violencia que las autoridades ejercían en contra de sus colegas. Se sumó a las protestas del gremio y comenzó a documentar movimientos sociales, se transformó en un fotógrafo incómodo.

En noviembre de 2012 fue intimidado por primera vez cuando cubría manifestaciones en contra del gobernador, Javier Duarte. En septiembre de 2013 fue agredido por policías, quienes lo obligaron a borrar sus imágenes. Después del incidente presentó una demanda legal que devino en hostigamiento y persecución. “Denunció amenazas, golpes, acoso e intentos de robo y eso irritó mucho a la Secretaría de Seguridad Pública”, explicó su compañero y amigo Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso.

Molestaba más, dijo Zavaleta, porque “era un hombre incorruptible. Varias veces me tocó ver cómo la Secretaría de Seguridad Pública le ofreció dinero y él no aceptó”.

Las amenazas se intensificaron después de febrero de 2014, cuando el influyente semanario Proceso publicó en portada una imagen del gobernador con la firma de Espinosa. “Veracruz, estado sin ley”, fue el título de la edición 1946 de la revista.

Para salvar su vida, el periodista dejó casa y trabajo, se mudó a la capital. Aquí continuó retratando las acciones de movimientos sociales y reiteró sus denuncias sobre la situación de la prensa en Veracruz. El 9 de julio dio uno de sus últimos testimonios ante la televisora independiente Rompeviento tv (http://rompeviento.tv/RompevientoTv/?p=1429).

El homicidio engrosa la ya extensa lista de violencia en contra de la prensa, porque cerca de 100 reporteros han sido asesinados y al menos 17 desaparecidos en los últimos diez años, según datos oficiales. En 2014, la organización internacional Reporteros Sin Fronteras catalogó a México como el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, mientras otra ONG, artículo 19, alertó que las agresiones en contra de comunicadores se dispararon de una cada 48.1 horas, en la presidencia de Felipe Calderón, a una cada 26.7 horas en lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto. El 47% de los ataques proviene de funcionarios públicos.

Más oscuro todavía es el panorama en el estado de Veracruz. Allí 14 reporteros fueron asesinados desde que Duarte asumió el cargo de gobernador, el 1 de diciembre de 2010. El gremio informativo lo repudia, tachándolo de “asesino de periodistas” y Zavaleta explicó que en aquel estado “hay mucha corrupción. Son intolerantes a la crítica y a la vez incapaces de hacer su trabajo. Además no está resuelto ningún caso y en esa impunidad te vuelves vulnerable”.

El asesinato de Espinosa marca un nuevo escalón, cada vez más abajo, hacia un infierno impensable. Lo buscaron en otro Estado. No escondieron su cuerpo, lo dejaron para exhibirlo. No solo lo mataron a él, sino también a las personas que lo acompañaban. (I)

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