Un atentado suicida con coche bomba cerca de la sede del partido gobernante Baas, en el centro de Damasco, dejó ayer más de 50 muertos, en su mayoría de civiles, estudiantes de nivel primario y secundario, según los medios oficiales y fuentes opositoras.

El atentado fue seguido por disparos de dos obuses de mortero contra la sede del estado mayor en el barrio los Omeyas en Damasco, dos días después de la caída de un obús cerca del palacio presidencial. Es el ataque más sangriento en la capital siria desde que inició la rebelión contra el régimen de Bashar al Asad en marzo de 2011.

Según un balance de la televisión oficial, por lo menos 53 personas murieron y varias decenas resultaron heridas en este ataque. La televisión había dado un balance de 35 muertos y 237 heridos en el atentado, que no fue reivindicado.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que se basa en una red de militantes y médicos, dio de su lado un balance preliminar de 42 muertos, la mayoría de civiles y nueve miembros de las fuerzas gubernamentales.

La cifra podría aumentar considerando el estado crítico en el que se encuentran algunos de los 235 lesionados, hospitalizados en diferentes centros asistenciales de Damasco, precisó un comunicado del Ministerio de Salud.

Según el ministro de Salud, Saad al-Nayef, los actos terroristas reflejan la naturaleza criminal de sus autores, y agregó que la entidad realiza los esfuerzos posibles para brindarles la atención adecuada a los afectados.

Durante una visita al Hospital de Damasco, en el que están ingresados varios lesionados, el titular de Salud subrayó que los autores pretenden desestabilizar el país matando a mujeres, niños y ancianos inocentes.

Las dos poderosas explosiones, a 150 metros una de la otra, ocurrieron en las inmediaciones del Hospital Al Hayat y la escuela Abdullah Ben al-Zubair. La Embajada de la Federación de Rusia y la sede del gobernante Partido Baath Árabe Socialista también fueron alcanzadas por la detonación.