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Según una encuesta, el 54% de los griegos se pronunciaría por el no en el referéndum del domingo

Tsipras resiste a las presiones y pide un voto contra la Troika

Alexis Tsipras informó a los griegos que solo se tomarán decisiones a partir del lunes tras el referéndum. Foto: AFP
Alexis Tsipras informó a los griegos que solo se tomarán decisiones a partir del lunes tras el referéndum. Foto: AFP
02 de julio de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo y Redacción. Corresponsal en Madrid

Una noticia filtrada al Financial Times, el sancta sanctorum de la prensa financiera neoliberal, llenó ayer de dudas a millones de ciudadanos europeos convencidos de que el Gobierno griego no cederá a las altas presiones ejercidas por la Troika para que acepte su propuesta de rescate.

Casi toda la prensa generalista del continente y las agencias de información más poderosas del mundo, salvo alguna honrosa excepción, replicaron sin contrastar el mantra que desde primeras horas de la mañana partió de una oficina de Londres: “Tsipras acepta la propuesta inicial de la Troika”.

La nota iba acompañada de una supuesta carta firmada por el primer ministro griego donde se comprometía a cumplir las exigencias europeas, excepto en 4 detalles sin importancia con las que salvar la cara ante su angustiado pueblo.

Nada más lejos de la realidad. A las 18 horas (hora local griega) el propio Alexis Tsipras compareció ante las cámaras de la televisión pública de su país, la única que mantuvo que no repitió la cascada de informaciones destinadas a aumentar la presión en Europa y Grecia.

Para muchos, Tsipras comienza a demostrar una fortaleza desconocida por estas latitudes.

En un discurso de no más de 20 minutos admitió que todo era producto de un burdo chantaje y, aunque no negó que enviara la carta, aseguró que solo se tomarán decisiones “a partir del lunes” tras el referéndum.

La misiva de Tsipras, revelada por el portal CTXT, indica entre otros puntos que Grecia propone gradualmente incrementar los impuestos a los negocios, desarrollar estrategias para controlar la corrupción y limitar el gasto militar.

Luego de las aclaraciones, Tsipras ratificó la celebración de una consulta y pidió el NO de los ciudadanos porque, en su opinión, “queremos una Europa para europeos y ellos (la Troika) no lo son”.  

Finalmente volvió a garantizar la protección de los depósitos bancarios y el pago de todas las pensiones. Las mismas palabras utilizadas la semana pasada aunque tamizadas.

Las reacciones no tardaron en producirse. El primer ministro italiano, Mateo Renzzi, calificó de  “errónea” la convocatoria de un referéndum que puede ensanchar las vías de agua abiertas en la línea de flotación de la actual UE.

Mucho más duros con Grecia se mostraron la canciller alemana Ángela Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, un enemigo declarado de Yanis Varoufakis y de cualquier acuerdo con los griegos de Syriza. Merkel, que compareció en Berlín una hora antes de que lo hiciera Tsipras en Atenas, anuncia las nulas expectativas de un acuerdo inmediato con Grecia. Para Alemania no es aceptable ni la rebaja ofrecida en la carta filtrada por el Financial Times.

Según el Gobierno alemán ya es demasiado tarde, y culpa a Atenas de haber desaprovechado la ocasión de firmar el pasado fin de semana un documento muy parecido al que ahora propone.

Ahora, una vez que el tiempo de las ayudas se ha consumido, Merkel indicó que las negociaciones deberán comenzar desde el principio, siempre y cuando el referéndum del próximo domingo no sea desfavorable a los intereses de la Troika.

En resumen, su declaración fue una muestra de quién manda en Europa y de que el espacio que dejan a un acuerdo con los griegos es nulo.

Una fuente cercana a las negociaciones aseguró ayer a EL TELÉGRAFO que Alemania es partidaria de asumir la salida de Grecia de la Eurozona sin dilación, el conocido como Grexit, y para ello podría estar diseñando ya un completo programa financiero con el que atenuar el impacto que supondría para la economía del continente.

Mucho más intransigente parece ser Wolfgang Schauble, partidario de un cambio de gobierno en Grecia para poder negociar.

Pero esto no parece muy viable en la actual situación. Según una encuesta difundida ayer por la agencia británica Reuters, el 54% de los griegos votará no en el referéndum del domingo frente al 33% que se muestra favorable a aceptar las medidas exigidas por la Troika.

Exigencias que un reputado catedrático de economía como Carles Munera no dudó en comparar con una tortura medieval: “Se pide a un enfermo grave que se levante, deje los sueros que le asisten, trabaje más, rinda más, pague más…y se recupere. Y se sugiere que sangre más para limpiar con mayor ahínco sus maltrechos circuitos. Estos cálculos no están sustentados en principios ideológicos sino en datos, en hechos”.

Al hilo de esta declaración, una pregunta comenzó a circular ayer en algunos foros económicos europeos: ¿Por qué el FMI auxilia a Ucrania, aunque este país haya declarado que no va a poder pagar la deuda, mientras se niega hacerlo con Grecia?”. Todavía no hay una respuesta oficial al respecto. (I)

DATOS

La deuda pública en Grecia, en 2014, que fue de 317.094 millones de euros, disminuyó en 2.039 millones desde 2013, cuando fue de 319.133 millones de euros.

Esta cifra supone que la deuda en 2014 alcanzó el 177,10% del PIB de Grecia, una subida de 2,20 puntos respecto a 2013, en el que el monto fue el 174,90% del PIB.

La deuda ha crecido desde 2004 en términos globales, cuando fue de 183.157 millones de euros y también en porcentaje del PIB, que fue del 98,60%.

La deuda per cápita en Grecia en 2014 fue de 28.867 euros. En 2013 fue de 28.859 euros, luego se ha producido un incremento por habitante de 8 euros.

Tsipras presentó el pasado lunes un plan para ahorrar 8.000 millones de euros, tal y como le exigía la Troika.

El BCE mantuvo su línea de ayuda a bancos griegos

En la negativa a negociar antes del referéndum la presidenta de Alemania, Ángela Merkel, cuenta con el claro respaldo de su socio de coalición, el Partido Socialdemócrata (SPD), y de su vicecanciller, Sigmar Gabriel.

La nueva carta del primer ministro griego, Alexis Tsipras, con una serie de concesiones a los acreedores, no cambia las cosas para el gobierno alemán.

Merkel aseguró que reconoce que los ciudadanos griegos, un pueblo “orgulloso”, afronta días “muy, muy duros”, pero destacó que no se puede olvidar que fue el gobierno de Atenas el que acabó con las negociaciones “de forma unilateral” al convocar el referéndum sobre las propuestas de los acreedores y que el segundo programa de rescate expiró la pasada medianoche.

Por otra parte el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo ayer miércoles sin cambios el límite de la ayuda de urgencia para los bancos griegos, informó una fuente cercana al Gobierno a medios internacionales.  

El BCE sigue “listo para intervenir si y cuando sea necesario”, aseguró la fuente, que agregó que “no fue tomada ninguna otra decisión”, en un momento en el que la nota crediticia de Grecia y de sus grandes bancos hacían pensar un recorte a la cantidad de títulos de los bancos griegos que son aceptados a cambio de liquidez.

Siempre que el Banco Central siga apoyando a Grecia y aportando liquidez, el país podrá afrontar la situación.

El problema surgirá cuando el gobierno de Tsipras tenga que cancelar $ 3.600 millones el 20 de julio al BCE. Esta fecha es decisiva para las aspiraciones de Grecia de salir del default. (I)

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