Donald Trump, presidente de Estados Unidos, recibió ayer en la Casa Blanca a la canciller alemana, Angela Merkel, para una reunión en la que abordaron sus diferencias respecto a la  Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Rusia y el comercio internacional, entre otros asuntos.

Respecto a la OTAN, Trump destacó que tiene “un fuerte apoyo”, pero enfatizó a Merkel que los países miembros deben pagar lo que deben para apoyar la alianza.

Durante la conferencia de prensa conjunta, en la Casa Blanca, dijo que algunos países deben “enormes sumas” de cuotas, lo cual es “muy injusto para los Estados Unidos”.

Sin embargo, Trump parecía equivocarse en cómo funciona la financiación de la OTAN, argumentando que cada nación aceptó aportar el 2% del producto interno bruto (PIB).

De acuerdo al diario The Washington Post, ellos “contribuyen” con sus capacidades. Es decir, aquellos que no alcanzan el 2%, que son la mayoría de las naciones, no “deben” o tienen que compensar los déficits del pasado.

Trump también abordó la inmigración, llamándola un “privilegio, no un derecho” y añadiendo que “la seguridad de nuestros ciudadanos siempre debe ser lo primero”.

Sus comentarios vienen después de que los jueces federales suspendieron, por segunda vez, su veto de prohibición de viajar a seis naciones, la mayoría musulmanas.

La primera cita entre estos dos líderes se produce cuando el presidente estadounidense ha cuestionado la necesidad de una Europa unida tras apoyar abiertamente la decisión de Gran Bretaña de separarse de la Unión Europea (UE).

De hecho, las políticas de Trump son un referente de los candidatos populistas de los comicios europeos de este año, quienes siguen su ejemplo para llegar al poder.

Durante su campaña presidencial, Trump criticó duramente a Merkel acusándola de “arruinar a Alemania” por sus políticas más liberales sobre el libre comercio y los refugiados sirios. (I)