Trump y los líderes republicanos dan un primer paso hacia la "unidad"
El aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, se reunió este jueves en Washington con líderes del Partido Republicano con vistas a recuperar la unidad y curar las heridas abiertas por las primarias.
"Fue un paso muy positivo hacia la unidad" del partido y "una gran oportunidad para ganar (las elecciones) este otoño, y estamos totalmente comprometidos a trabajar juntos para conseguir ese objetivo", sostuvieron Trump y Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, en una declaración conjunta divulgada tras el encuentro.
"La reunión fue sensacional", dijo momentos antes en Twitter el presidente del comité nacional del partido, Reince Priebus, quien también participó en la reunión.
El magnate neoyorquino llegó un poco antes de las 09:00 locales (13H00 GMT) a la sede del Partido Republicano, que está a dos pasos del Capitolio, para reunirse con Priebus y Ryan, un cuarentón conservador que emprendió en octubre la modernización de la imagen del Partido Republicano.
Trump saludó a la prensa pero no hizo declaraciones. Unos pocos manifestantes lo esperaban fuera de la sede del partido con pancartas en las que podía leerse "Trump es racista".
"El Partido Republicano ha dejado el control en manos de un hombre sin valor, sin dignidad, sin moral", dijo Denis Rodríguez, de 18 años, originario de Honduras.
Trump no busca solamente conseguir una linda foto con los líderes republicanos. Las divergencias son profundas y hay grandes desafíos financieros (el partido debe recaudar cientos de millones de dólares para la campaña) y políticos por delante, porque los republicanos temen perder su mayoría en el Congreso en noviembre.
Ryan sorprendió al mundo político al declarar la semana pasada que todavía no estaba listo para apoyar a Trump, un anuncio impactante para quien presidirá la convención de investidura del candidato republicano en Cleveland (Ohio), del 18 al 21 de julio.
El aspirante presidencial verá igualmente al líder republicano del Senado, Mitch McConnell, al final de la mañana.
Pero la reconciliación tomará tiempo. En diciembre, cuando Trump propuso cerrar las fronteras de Estados Unidos a los musulmanes, Ryan lo condenó enérgicamente. "De eso no se trata el conservadurismo", declaró.
"Después de unas primarias muy difíciles que recién terminaron la semana pasada, pretender que estamos unidos sin estarlo verdaderamente nos conduciría a hacer una campaña de medias tintas" para las elecciones de noviembre, había dicho Ryan el miércoles.
Como Reagan en 1980
En esta situación, la perspectiva de un candidato disidente a las presidenciales para salvar el honor conservador se desvanece, pues los jefes republicanos estiman que habría mayor pérdida si el partido continúa fracturado que si se pone de acuerdo con Trump.
En una señal contundente de esta postura, siete presidentes republicanos de comisiones legislativas (aunque ninguno de las "grandes" comisiones) se unieron al magnate en un comunicado el miércoles, con el argumento de que la opción de Trump es mejor que "ocho años más de una Casa Blanca demócrata".
El problema de dirigentes como Mitch McConnell es urgente: ¿cómo salvar el honor y conservar la ligera mayoría republicana en el Senado?
Desde hace meses el hombre fuerte del Senado decía que esperaba que el candidato presidencial fuese consensuado a fin de darle un impulso a los candidatos al Senado que aparecerán en las mismas papeletas de votación el 8 de noviembre.
Aunque claramente decepcionado por la victoria de Trump, McConnell hizo de tripas corazón. "La mayor parte de mis colegas estima que ganó a la antigua", dijo el líder del Senado el martes. "Sabemos que Hillary Clinton representaría cuatro años más de Barack Obama. Pienso que eso al final va a unificar a los republicanos".
Sin embargo, algunos de ellos parecen irreconciliables, como el senador de Carolina del Sur Lindsey Graham, eterno adversario del empresario. Graham afirma que los republicanos podrán ser reelegidos al Congreso sólo si se desmarcan de Trump.
Muchos, sin embargo, desdramatizan la situación. Después de todo, dicen, el partido tiene más de dos meses para preparar la convención y todavía faltan seis meses para las presidenciales.
"No entiendo todo este alboroto una semana después de que un candidato se adjudicó la investidura. En política las cosas terminan siempre por arreglarse", declaró el senador de Iowa Chuck Grassley, de 82 años, elegido en 1980 al mismo tiempo que el presidente republicano Ronald Reagan.
"Recuerden, todo el mundo pensaba que Reagan nos conduciría a la derrota", agregó. (I)