El canciller ruso se reunió con el mandatario estadounidense
Trump: “Ni los demócratas confiaban en Comey”
La inesperada destitución de James Comey, como responsable de la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI), desató una tormenta política en Washington, ya que hay sospechas de que el presidente Donald Trump busca desviar la investigación de los vínculos entre su campaña y Rusia.
Trump justificó su decisión asegurando que ni los demócratas confiaban en Comey, pese a que han criticado su despido.
“¡Los demócratas han dicho algunas de las peores cosas sobre James Comey, incluyendo el hecho de que debería ser despedido, pero ahora juegan a estar tristes!”, tuiteó ayer Trump, después de que el martes lo despidiera con el argumento de que archivó erróneamente el caso de los correos de Clinton en julio de 2016.
“Comey perdió la confianza de casi todo el mundo en Washington, tanto republicanos como demócratas. ¡Cuando las cosas se calmen, me lo agradecerán!”, añadió el mandatario, que también prometió que “será reemplazado por alguien que hará un trabajo mejor, devolviendo el espíritu y el prestigio del FBI”.
Para reforzar sus tesis, Trump retuiteó un artículo del blog conservador Drudge Report sobre 10 “grandes escándalos” del FBI ocurridos bajo la dirección de Comey.
Después, ya en el Despacho Oval y durante una reunión con Henry Kissinger, exsecretario de Estado, Trump declaró que despidió a Comey porque “no estaba haciendo un buen trabajo”.
Bajo la dirección de Comey, el FBI investigaba si hubo colusión entre el comité de campaña de Trump y Rusia para incidir en el resultado de las elecciones a favor del aspirante republicano.
El director del FBI había molestado a los integrantes de ambos partidos, primero a los republicanos al cerrar la investigación contra la candidata demócrata Hillary Clinton, y luego a los propios demócratas al reabrir la misma investigación días antes de que tuviera lugar la elección presidencial.
El despido de Comey generó reacciones inmediatas en Washington por el carácter potencialmente explosivo de las investigaciones sobre la alegada colusión entre elcomité de Trump y Rusia.
Pero los demócratas -y algunos republicanos- vieron la decisión de deshacerse de Comey como un ataque a la investigación que el FBI realizaba por el caso ruso y exigieron que esta sea realizada por una comisión especial ndependiente.
El senador por Vermont, Patrick Leahy, calificó de “absurda” la justificación oficial de Trump para despedir a Comey.“Esa explicación busca tapar una verdad indiscutible: el presidente despidió al director del FBI en medio de una de las más importantes investigaciones de seguridad nacional en la historia de nuestro país, una que implica a altos funcionarios en el comité de campaña de Trump y en su administración”, dijo Leahy.
El influyente senador republicano, John McCain, dijo sentirse “decepcionado” por la decisión de Trump de despedir a Comey y pidió un comité especial para investigar el papel de Rusia en las elecciones del año pasado.
Los directores del FBI son nombrados para períodos de 10 años. Comey, de 56 años, quien es popular entre los agentes del organismo, fue nombrado hace cuatro.
Lavrov visita la Casa Blanca
La destitución de Comey coincidió con la visita a Washington del ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Trump recibió al diplomático ayer en la Casa Blanca y celebraron una reunión a puerta cerrada en el Despacho Oval. Se trató del contacto de más alto nivel del mandatario con el Kremlin desde su llegada al cargo en enero pasado.
Tras la entrevista, Trump se limitó a comentar que fue un “buen encuentro” y que ambos países quieren poner fin a la “horrible matanza” en Siria “lo antes posible”.
Lavrov, por su parte, ofreció una rueda de prensa en la que destacó que con Trump en la Casa Blanca las relaciones entre Moscú y Washington son “pragmáticas” y están “libres de ideología”, a su vez calificó de “ficción” cualquier insinuación sobre una interferencia rusa en las elecciones estadounidenses.
Anteriormente, Lavrov fue recibido en el Departamento de Estado por su homólogo estadounidense, Rex Tillerson, para abordar el conflicto en Ucrania y asegurar el apoyo de Washington a un plan ruso para crear “zonas de distensión” en Siria, cuyo conflicto dejó más 320.000 muertos desde 2011.
En la reunión, el canciller ruso se permitió ironizar con el cese de Comey: “¿Fue despedido (Comey)? ¡Están bromeando, están bromeando!”, comentó mientras posaba ante las cámaras con Tillerson.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, comentó que Rusia espera que la destitución de Comey no afecte las relaciones bilaterales entre Moscú y Washington. (I)