Trump llega a Texas para reunirse con los afectados por Harvey
El presidente Donald Trump llegó este sábado, junto a su esposa Melania, a Houston, Texas, antes de dirigirse luego a Lake Charles, en Luisiana, para recorrer las zonas donde cientos de miles de personas regresaban a sus hogares tras el paso de la tormenta Harvey.
"Estados Unidos está con ustedes!" tuitéo el presidente en referencia a los dos estados del sur golpeados por Harvey, que ha dejado al menos 42 muertos y causado daños por entre 30.000 y 100.000 millones de dólares.
Una semana después de que Harvey azotara la costa texana como un huracán de categoría cuatro, los rescatistas aún buscaban por aire y agua a personas posiblemente atrapadas en casas inundadadas.
En su segunda visita a las zonas afectadas, Trump irá nuevamente a Texas pero también al vecino estado de Luisiana acompañado de su esposa. El viaje tiene lugar en momentos en que Harvey prácticamente se ha disipado y convertido en una depresión tropical.
Los que han podido regresar a sus casas, abandonadas durante varios días, las encontraron inundadas con un agua lodosa que llega al nivel de las ventanas, a veces incluso más arriba, y vehículos listos para ir al desguace.
Tobias James encontró sus dos vehículos llenos de agua, incluyendo su Dodge nuevo, al volver el viernes a su vivienda en Port Arthur. "El seguro de uno de ellos venció hace ya años", se lamentó, al tiempo que se consolaba pensando que todos sus parientes se encuentran bien.
Pero todavía decenas de miles de ciudadanos siguen en albergues, por el lento decrecimiento de las inundaciones.
Fondos de emergencia
La Casa Blanca solicitó al Congreso 7.850 millones de dólares en fondos de emergencia, que consideró un "anticipo" de los gastos a largo plazo que serán necesarios para recuperar a la región de las catastróficas inundaciones.
"En este momento, la administración solicita 7.850 millones de dólares en recursos federales para la respuesta y los esfuerzos iniciales de recuperación relacionados con el huracán Harvey", escribió el director de presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, en una carta dirigida al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
El monto es 2.000 millones de dólares mayor al que funcionarios del gobierno habían dicho el viernes que solicitaría el gobierno, lo que sugiere una reevaluación de los daños estimados.
Unas 100.000 viviendas han sido afectadas por este desastre natural, 43.500 personas están en refugios y 436.000 han presentado solicitudes de ayuda, según la carta.
En paralelo, un nuevo incendio se desató la noche del viernes en la planta química de la empresa francesa Arkama, al norte de Houston, y una densa nube de humo negro, potencialmente tóxica, se disparó hacia el cielo.
Era una reacción esperada por lo que los alrededores ya habían sido evacuados, según dijo a la AFP un trabajador de la planta, que fabrica peróxidos orgánicos, un compuesto extremadamente inflamable y cuyas emisiones de humo son tóxicas.
El jueves se habían registrado otras dos explosiones en la planta, ubicada en Crosby, luego de que se encendieran peróxidos altamente inflamables tras quedar sin refrigeración porque las inundaciones causadas por Harvey provocaron un corte eléctrico.
Regreso a la normalidad
Houston, cuarta ciudad de Estados Unidos con 2,3 millones de habitantes, parecía comenzar a volver poco a poco a la normalidad, pues muchos hogares recuperaban la electricidad, los sistemas de transporte volvían a ponerse en movimiento y se multiplicaban las operaciones de limpieza.
El equipo local, los Astros de Houston, anunció que podría jugar en la ciudad los partidos previstos contra los Mets de Nueva York este fin de semana. "Va a ser emocionante", predijo el coach de los Astros, A.J. Hinch.
El alcalde de Houston, Sylvester Turner, declaró a CNN sin embargo que la ciudad "necesita recursos ahora", reclamando con urgencia la ayuda federal.
Turner también había pedido el viernes a los residentes de unos vecindarios inundados, cercanos a los embalses de Addicks y Barker, que abandonen el área porque la zona podría permanecer dos semanas más bajo agua, pero muchos se niegan a hacerlo.
El regreso a una completa normalidad tomará años, advirtió el gobernador de Texas, Greg Abbott: "La gente tiene que entender que no se trata de un proyecto a corto plazo. Será un programa de años para que Texas supere este desastre". (I)