Cita Trump-Kim deja más dudas que resultados
Con sonrisas, gestos y palabras de afecto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el norcoreano Kim Jong-un ingresaron en los libros de historia en Singapur como los primeros líderes de sus naciones en efectuar un encuentro. Sin embargo, el efecto de esta cumbre depende de los resultados futuros que aún no son claros.
La fórmula de la declaración conjunta es bastante vaga en cuanto a calendario y se remite a negociaciones ulteriores para su puesta en aplicación.
El comunicado, de cuatro puntos, indicó que Estados Unidos aportará garantías de seguridad al régimen de Kim. Pyongyang entregará restos de antiguos prisioneros de guerra y desaparecidos en combate. Los dos colaborarán para establecer un “régimen de paz duradero y estable”, esto es para la firma en el futuro de un acuerdo que ponga fin formal a la guerra de Corea (1950-1953) que Trump espera “pronto”.
Las negociaciones comenzarán desde la próxima semana y estarán dirigidas por el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, figura clave en el diálogo entre Estados Unidos y Corea del Norte.
El documento tampoco precisa que la desnuclearización sea “verificable e irreversible” como reclamaba Estados Unidos antes de la cumbre de Singapur, lo que podría interpretarse como un paso atrás de Trump.
Estados Unidos y la comunidad mundial intentaron controlar a Corea del Norte en algunas ocasiones. Tres presidentes estadounidenses firmaron partes de lo que serían acuerdos en los que Corea del Norte se comprometió a detener su actividad nuclear. Sin embargo, estos compromisos siempre fueron incumplidos.
Corea del Norte constantemente adquirió ojivas nucleares y los medios para llevarlas a través del océano Pacífico, que mostraron su potencia en sus múltiples ensayos de este año.
La historia
Las banderas de EE.UU. y Corea del Norte alinean un escenario en el que dos hombres se acercan desde lados opuestos y estrechan sus manos. Posan para fotografías. Se van de nuevo. Esta es la imagen, la imagen, que ambos líderes querían proyectar en el mundo. ¿Pero por qué?
De acuerdo a la columnista del diario The Washington Post, Anne Applebaum, para Kim Jong-un, este momento es reivindicación.
“La sabiduría de su política nuclear es confirmada: su país pequeño, pobre, a menudo hambriento, donde los opositores perecen en campos de concentración es tratado como igual a Estados Unidos. Si Kim no continuaba el programa de misiles el presidente Trump no estaría allí”, enfatiza Anne Applebaum.
Pero la colaboradora de The Post agrega algo más escalofriante ya que analiza las fotografías.
“Todos los dictadores son inseguros y los dictadores absolutos son absolutamente más inseguros que el resto. Hace varios años, Kim organizó el elaborado asesinato de su tío, obligando al resto de la élite a ver cómo su rival era destrozado por ametralladoras antiaéreas”, detalla.
Según The Post, el miedo y el terror son una forma de transmitir mensajes de poder; la inspiración de la admiración y el temor son otros. Las banderas y el apretón de manos reforzarán la legitimidad de Kim y lo harán más difícil deponer.
No obstante, para Trump, esta imagen aborda el problema algo diferente de sus sentimientos personales de inseguridad.
Su legitimidad no está en duda. Sin embargo, elegido sin mayoría, Trump afirma repetidamente que tiene el poder. Sin cualidades políticas, educativas o de otro tipo, el estadounidense se atribuye cualidades casi místicas e intuitivas.
“Hasta el momento, estos le han fallado. En los complicados y matizados mundos de la economía y la seguridad, no ha logrado nada excepto la destrucción de acuerdos previos, de instituciones, incluso de una declaración anodina del G7 hace apenas unos días”, acota Applebaum.
Sin embargo, The Post enfatiza que en Singapur, Trump logró algo sin ningún esfuerzo intelectual en absoluto: una fotografía, un “avance”, la imagen del negociador intuitivo que quiere “paz”.
Corea del Sur
Trump anunció que Corea del Norte destruirá una instalación de ensayos de motores de misiles y él hizo una importante concesión, anunciando que pondrá fin a las maniobras militares conjuntas con Corea del Sur.
Pese a la expectativa gris, esta cumbre estuvo marcada por apretones de manos y sonrisas, algo inimaginable hace solo unos meses, cuando ambos líderes cruzaban amenazas e insultos.
Tras la cumbre en Singapur, Kim Jong-un indicó “pasar la página” salvando “numerosos obstáculos” para llegar a un encuentro que es “un buen preludio para la paz”.
Mientras que Donald Trump aseguró tener “un vínculo especial” con el líder norcoreano. (I)
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La propuesta de cambiar los misiles por hoteles
En vez de misiles “podrías tener los mejores hoteles del mundo”, le dijo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al líder norcoreano, Kim Jong-un, reveló el martes 12 de junio el propio mandatario estadounidense a los periodistas.
El republicano explicó que durante su reunión con Kim también ensalzó las condiciones geográficas de Corea del Norte, el país más aislado del mundo, por encontrarse entre China y Corea del Sur, y alabó su costa: “Es genial”, agregó Trump.
“Por ejemplo, tienen grandes playas. Se ven cuando explotan los cañones en el océano. Yo digo ‘mira eso, podría hacerse un gran complejo inmobiliario ahí’. Y se lo expliqué (a Kim)”, indicó el presidente de Estados Unidos ante los periodistas después del encuentro con Kim, causando las risas de los asistentes.
Trump protagonizó así uno de los momentos más curiosos de la cumbre, pero no fue el único.
Otra de las escenas más peculiares en Singapur fue la aparición de la exestrella del baloncesto estadounidense Dennis Rodman, quien intervino en la cadena CNN para hablar sobre las conversaciones entre ambas partes con una gorra con el lema de campaña de Trump: “Hacer a EE.UU. grande otra vez (MAGA, por sus siglas en inglés)”.
Rodman es un ferviente simpatizante de Trump y hace un año visitó Pyongyang en un momento de máxima tensión entre el régimen norcoreano y Washington; y le regaló a Kim una copia del libro que publicó en 1987 el ahora presidente estadounidense, llamado “The art of the deal” (”El arte del acuerdo”).
Trump y Kim mantuvieron en las últimas horas una reunión histórica en la que conversaron, con sus traductores, durante más de cuatro horas en el hotel Capella de la isla de Sentosa, en Singapur.
Ambos dirigentes firmaron una declaración en la que se comprometieron a desarrollar nuevas relaciones para “la promoción de la paz, la prosperidad y la seguridad”, pero sin dejar de lado los negocios y la visión progresista. (I)