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EL 53% DE LOS ESTADOUNIDENSES RECHAZA SU administración, según una ENCUESTA

Trump firmó menos decretos que Obama en su primer mes de gestión

En Londres protestan para que el Parlamento no permita la visita de Estado de Donald Trump.
En Londres protestan para que el Parlamento no permita la visita de Estado de Donald Trump.
Foto: AFP
21 de febrero de 2017 - 00:00 - Redacción y Agencia AFP

El presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, cumplió ayer un mes desde su investidura. A diferencia de otros mandatarios, en apenas 31 días, ha cumplido la mayoría de sus promesas de campaña: Ordenó construir -más bien ampliar- el muro con México, prohibió la entrada a miles de inmigrantes musulmanes, se enfrentó a medios, tribunales -que frenan su veto- y servicios de inteligencia.

Reiteró su admiración por el presidente ruso, Vladimir Putin, y por otro lado, ofendió a los líderes de China, México y Australia. A diferencia de la política interior, la realidad empañó la visión de Trump en la política exterior: en Israel dio marcha atrás a su apoyo irrestricto a los asentamientos ilegales en Palestina, ante China abandonó su coqueteo con Taiwán y frente a Irán dejó sin denunciar el pacto nuclear que censuró durante su campaña.

Mientras tanto, las calles del mundo se llenaron de manifestantes que lo acusan de ser misógino y discriminatorio. Antes del republicano, ningún otro mandatario provocó tantas protestas multitudinarias, y mucho menos a los pocos días de asumir el cargo.

El diario The Independent resume esta situación de manera contundente: “Parece que a Trump le ha bastado con un par de semanas para reunir todo el desencanto que consiguió George W. Bush en tres años”.

Pero a Trump eso le da igual, estas protestas las interpreta como que las cosas las está haciendo bien y culpa a los medios estadounidenses de provocar estas marchas.

Un legado desmantelado

“Ningún presidente ha hecho tanto en tan poco tiempo”, dijo Trump en su segunda rueda de prensa, pero no es cierto. Al menos en lo que se refiere a uno de los principales instrumentos presidenciales, las órdenes ejecutivas, ya que su predecesor, Barack Obama, hizo más que él: firmó 16 frente a las 12 que rubricó el actual mandatario.

A diferencia de Trump, las decisiones de Obama no causaron tanta polémica y fueron positivas para los estadounidenses. El más significativo de sus logros en el primer mes de gestión fue la aprobación de una ley de estímulo económico por $ 800.000 millones, en medio de la gigantesca crisis financiera que castigaba el país.

El demócrata también promulgó una ley para fortalecer y ampliar un programa de cobertura médica a niños que carecían de un seguro de salud, y una medida contra la discriminación en la paga salarial.

Para defender su gobierno, Trump sostuvo la semana pasada que “heredó un desastre de Obama”. La realidad es que Estados Unidos acaba de pasar por su período más prolongado de creación de trabajos, con una tasa de desempleo de 4,8% en enero, bastante inferior a 7,8% que recibió en 2009.

Sin embargo, el republicano -desde que asumió el poder- desmanteló el legado de Obama. La primera orden ejecutiva que llevó su firma fue contra la reforma sanitaria llamada Obamacare, a la que siguió otra para retirar EE.UU. del acuerdo comercial Transpacífico (TPP) y otra para relanzar la construcción del oleoducto de Keystone XL y Dakota Access, lo que provocó la furia de los nativos americanos.

Después de 31 días, Trump también cuenta con una desaprobación histórica de 53%, según Public Policy Polling, y además con el récord de la primera baja en el equipo en seguridad nacional: Michael Flynn.

Luego de que exmiembros del departamento de servicios secretos de EE.UU. indicaron que se esconde información por desconfianza al primer mandatario, el enfrentamiento con Trump es directo. (I)  

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence (izq.), y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en una conferencia de prensa en Bruselas. Foto: AFP

DATOS

El muro de Trump sigue sin construirse y hay estimaciones que indican que la obra costaría hasta $ 21.600 millones, un financiamiento que depende del Congreso.

De acuerdo a la agencia Associated Press, el  Gobierno estadounidense produjo menos novedades legislativas significativas que Obama en su primer mes.

Cuatro secretarías importantes del gobierno aún esperan por su nuevo jefe, incluida la de Trabajo: su nominado Andrew Puzder retiró la candidatura, la semana pasada, por falta de apoyo para asegurarla en el Senado. (I)

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El vicepresidente de EE.UU. expresa el compromiso de Washington con la UE

Tras reunirse con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, subrayó ayer  el “fuerte compromiso” de Washington y del presidente Donald Trump con la Unión Europea (UE). La primera visita del mandatario estadounidense fue acogida entre protestas en Bruselas.

Las declaraciones de Donald Trump antes de su llegada a la Casa Blanca, calificando a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de obsoleta, celebrando el Brexit y augurando que otros países de la UE seguirían los pasos de Reino Unido, provocaron malestar entre los aliados históricos de Washington.

“Pasaron demasiadas cosas en el último mes en su país y en la UE (...) para que pretendamos que todo sigue como siempre”, dijo, por su parte, Tusk, quien precisó que los europeos cuentan, “como siempre en el pasado, con un apoyo sincero e inequívoco de EE.UU. (...) respecto a la idea de una Europa unida”.

La visita de Pence pone fin a un importante despliegue diplomático de la nueva administración en los últimos días en Europa, junto al secretario de Defensa, James Mattis, y el jefe de la diplomacia, Rex Tillerson, con el objetivo de tranquilizar a sus socios europeos.

Posteriormente se reunió con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y acotó que “Trump quiere progresos reales” respecto al gasto militar de sus socios.

En 2014 en la cumbre de Gales, el expresidente Barack Obama logró que sus aliados se comprometieran a aumentar su gasto militar al menos a 2% del PIB nacional antes de 2024.

Pero solo cinco de los 28 países de la OTAN alcanzan este objetivo -EE.UU., Reino Unido, Grecia, Estonia y Polonia-, pero otros, como Francia (1,78% en 2016), Italia (1,11%) y España (0,91%) exigen que se tenga en cuenta el impacto en sus cuentas públicas de las misiones que llevan a cabo en el exterior. (I)

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