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El presidente recibió a Lavrov en la Casa Blanca un día después de despedir a Comey como jefe del fbi

Trump defendió su 'derecho' a compartir información con Rusia

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se dirigió a la prensa sin abordar el tema de Rusia.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se dirigió a la prensa sin abordar el tema de Rusia.
Foto: AFP
17 de mayo de 2017 - 00:00 - Agencia AFP y Redacción Mundo

Donald Trump, presidente estadounidense, se defendió ayer de la acusación de haber pasado información secreta a Rusia, alegando que tiene el ‘derecho absoluto’ a compartir datos reservados de inteligencia, en un caso que escandaliza incluso a sus aliados en el Congreso.

“Como presidente quise compartir con Rusia (en un evento abierto de la Casa Blanca), como es mi derecho absoluto, hechos sobre terrorismo y seguridad aeronáutica”, escribió Trump en una serie de tuits.

Tras su polémica declaración, Herbert McMaster, el principal asesor de seguridad del Presidente, negó que la decisión del Mandatario sea inapropiada.

Esta polémica surgió un día después de que el diario The Washington Post revelara en su portada que Trump había compartido información profundamente sensible con el canciller ruso Sergei Lavrov y el embajador Sergey Kislyak durante una reunión.

El Presidente estadounidense recibió la semana pasada en el Salón Oval al canciller ruso y de acuerdo con reportes de varios medios, en esa conversación Trump mencionó que el Estado Islámico (EI) planeaba ataques a Estados Unidos utilizando computadoras portátiles en vuelos.

Según altas fuentes del gobierno, esa información fue ofrecida a Estados Unidos por un aliado con la condición de no traspasarla a nadie, ni siquiera a otros países aliados, para no exponer a la fuente.

En la visión de McMaster, Washington y Moscú tienen “intereses comunes” con relación al Estado Islámico, y los dos países se beneficiarían de datos de inteligencia sobre cómo mejorar su seguridad aérea.

Respecto al mismo tema de seguridad, Trump recibió ayer al presidente turco, Recep Tayip Erdogan, para discutir sobre las milicias kurdas en Siria y la presencia de Fetulah Gulen en Estados Unidos.

Falta de prudencia del presidente perturba a los republicanos

Por su parte, Moscú optó por minimizar todo el episodio. El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, opinó que todo el caso era un gran absurdo y que ‘no es un tema que podamos confirmar o negar’.

María Zajarova, portavoz de la cancillería rusa, apuntó por su parte en la red Facebook que todo el escándalo no pasaba de una ‘noticia falsa’.

Sin embargo, este nuevo escándalo surge en medio del terremoto político generado hace una semana por el despido como director del FBI de James Comey, quien investigaba precisamente los contactos entre Rusia y el comité de campaña de Trump en las elecciones del año pasado. En un gesto que aceleró las tensiones políticas,

Trump recibió a Lavrov en la Casa Blanca un día después de haber despedido a Comey, generando críticas de sus opositores y aliados.

John McCain, un influyente senador republicano,  apuntó ayer que las denuncias son profundamente perturbadoras.

En el plenario del Senado, el legislador demócrata Tom Udall fue más severo: “No creo que haya paralelo en nuestra historia de semejante falta de discreción presidencial o tan peligrosa incomprensión sobre cómo administrar información clasificada”.

Incluso el senador republicano Bob Corker, líder de la comisión de Relaciones Exteriores, admitió que la Casa Blanca se encontraba en una ‘espiral descendente’ y consideró urgente que “haga algo para recuperar el control y el orden. Es algo que tiene que ocurrir”.

El más antiguo senador en el cargo, el demócrata Patrick Leahy, dijo a la prensa que las instituciones estadounidenses ‘se están cayendo a pedazos’. (I)

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 Erdogan promete aproximación a Estados Unidos

Los presidentes Donald Trump y Recep Tayip Erdogan aparecieron ayer en la Casa Blanca y prometieron trabajar conjuntamente para superar recientes tensiones y redoblar sus esfuerzos en materia de seguridad.

Después de garantizar su control del país en un reciente referendo para ampliar sus poderes, Erdogan llegó a la capital estadounidense con una lista de quejas, como el soporte de Estados Unidos a la milicia kurda en Siria o la protección que Washington garantiza a quien Ankara acusa de ser el gestor intelectual de un fracasado golpe de Estado.

Sin embargo, los dos dirigentes pusieron momentáneamente de lado las diferencias para renovar el apoyo a una alianza fundamental entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Turquía, asociados en la lucha contra el grupo Estado Islámico.

Trump fue uno de los primeros líderes en felicitar a Erdogan por su triunfo en el referendo del 16 de abril, y el presidente turco devolvió la gentileza en la Casa Blanca al aplaudir al estadounidense por su ‘victoria legendaria’ en las elecciones del año pasado.

“Por supuesto, la victoria del señor Trump condujo a que se despierten nuevas expectativas para Turquía y la región en que estamos. Sabemos que el nuevo gobierno no permitirá que esas esperanzas sean en vano”, dijo Erdogan en la Casa Blanca.

En tanto, Trump rindió tributo a la ‘contribución histórica’ de Turquía a la alianza militar europea. (I)

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