Tras las explosiones en Tianjin analistas señalan la falta de transparencia de Pekín
Tras las explosiones del miércoles en la ciudad de Tianjin, en el este de China, las autoridades de Pekín volvieron a mostrar su falta de transparencia, al limitar la información proporcionada y censurar contenidos en internet.
Al menos 50 muertos, llamas, coches calcinados, contenedores reventados y escombros humeantes: el accidente, que dejó un paisaje desolador en uno de los mayores puertos del país, conmocionó a la opinión pública y suscitó muchas preguntas sobre el riesgo de emanaciones tóxicas.
Frente a la magnitud del desastre y las dudas, los responsables locales sólo dieron respuestas con cuentagotas.
"Sin duda se vieron superados", comenta Nicholas Dynon, profesor de la universidad de Macquarie en Sídney y experto en medios chinos. Gracias a las redes sociales, "las noticias y las imágenes fueron difundidas antes de que (el gobierno) pudiera contener" la información, explica.
El Partido Comunista Chino (PCC) reaccionó, sin embargo, rápidamente y dictó a los medios estatales la línea oficial, que no cambia entre una catástrofe y otra.
Durante el terremoto de Sichuan (suroeste) en 2008, el descarrilamiento de un tren en Wenzhou en 2011, una explosión en una fábrica de piezas para automóviles el año pasado o un naufragio en el río Yangtsé en junio, la operación de propaganda y disimulación ha sido idéntica.
"Recurren a procedimientos conocidos desde hace mucho tiempo", asegura Willy Lam, especialista en política china de la universidad de Hong Kong. En el caso de Tianjin, "hay una evidente falta de transparencia. No quieren publicar todas las informaciones a la vez e intentan, sobre todo, tranquilizar a la gente. El alcance real del desastre aún no ha sido desvelado hasta el momento", dice.
Los héroes de los diarios
Los medios oficiales chinos se centran en historias positivas, insisten en los esfuerzos de los socorristas y difunden noticias como la del bombero que desapareció entre las llamas en Tianjin y reapareció este viernes sano y salvo.
Pero los responsables no dieron informaciones detalladas sobre las causas de las explosiones ni sobre los productos químicos que las provocaron. Tampoco hablaron de los efectos nocivos que podrían tener para la salud de los habitantes y para el medio ambiente.
El jueves, durante una rueda de prensa, las autoridades locales abandonaron precipitadamente la sala para evitar responder a preguntas sobre esos productos químicos.
Una base de datos sobre las empresas de Tianjin era inaccesible en internet justo después de las explosiones. Y una amplia censura recorría las redes sociales. Según un programa elaborado por investigadores de la universidad de Hong Kong, se borraban todos los mensajes que contenían la palabra clave "responsabilidad" (de las autoridades).
"Espero que el gobierno le diga la verdad a la gente", escribía un internauta. "¿De qué sirve hacer ruedas de prensa si ni siquiera sabéis que las reservas de sustancias peligrosas deberían almacenarse lejos de las zonas habitadas?", lamentaba otro. Un tercero se preguntaba por qué era tan bajo el número de víctimas a pesar de la potencia de la explosión. Todos esos mensajes desaparecieron poco tiempo después de su publicación.
"Por muy grande que sea, la zona destruida por las explosiones no es nada en comparación con la magnitud del impacto psicológico para los millones de personas que viven en las grandes ciudades chinas", opina Dynan. De hecho, unos ricos complejos residenciales se encontraban a menos de un kilómetro del almacén donde se originaron los estallidos.
"Está claro que ésa es una de las razones por las que las autoridades tienen necesidad de controlar la información", considera Dynan. (I)