Tras detención de exalcalde, México clama por la aparición de los estudiantes
La detención de un exalcalde mexicano y su esposa, presuntos responsables de la desaparición de 43 estudiantes en septiembre, ha hecho crecer las esperanzas de que los jóvenes sean finalmente encontrados, un clamor nacional que se volvió a gritar en nuevas manifestaciones este miércoles.
Miles de integrantes de las fuerzas de seguridad, equipadas con drones y lanchas, llevaban semanas peinando pueblos, montañas y ríos de la región de Guerrero en una frenética búsqueda de estos jóvenes que estudiaban para maestro en la empobrecida comunidad de Ayotzinapa.
Las autoridades perdieron su rastro la violenta noche del 26 de septiembre en la ciudad de Iguala (Guerrero), cuando fueron víctimas de unos ataques a tiros de policías locales aliados de un cártel narcotraficante, que dejaron también seis muertos.
Desde entonces ha sido encontrada una decena de fosas clandestinas con al menos 38 cadáveres, recrudeciendo los temores de un trágico final para un enigmático caso que ha escandalizado a la comunidad internacional y colocado al presidente Enrique Peña Nieto en la mayor crisis de su mandato, que comenzó en 2012.
Los primeros peritajes descartaron que entre al menos 28 de esos cadáveres hubieran estudiantes, pero la fiscalía ha puntualizado que aún falta el dictamen de un grupo independiente de forenses argentinos.
A pesar de estos macabros descubrimientos, los padres de los desaparecidos y algunos altos funcionarios albergan esperanzas de encontrarlos con vida.
El nuevo gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, incluso ha mencionado sospechas de que sus posibles captores los hayan dividido y movido de escondites para eludir el cerco.
El propio Peña Nieto manifestó que la captura el martes de José Luis Abarca, quien era alcalde de Iguala cuando ocurrieron las desapariciones y luego fue revocado, junto a su esposa lleve al esclarecimiento del caso.
Después de más de un mes a la fuga, Abarca y su mujer, María de los Ángeles Pineda, fueron localizados en una casa abandonada de un populoso e inseguro barrio de Ciudad de México.
La pareja es acusada de haber ordenado el ataque de sus policías contra los estudiantes, que se habían apoderado de autobuses para volver a su escuela de la cercana Ayotzinapa; pensaban que los jóvenes iban a sabotear un evento público encabezado por Pineda, de quien se conocían las intenciones de relevar en 2015 a su esposo como alcalde de Iguala, a 200 km de Ciudad de México.
"Fe y esperanza"
"La captura de Abarca permite creer que la gran pieza del rompecabezas pueda darnos más luz sobre algunos de los escenarios que hemos construido", dijo este miércoles el gobernador Ortega a la cadena Televisa.
Según Ortega, testigos habrían declarado que los estudiantes fueron trasladados hasta cerca del municipio de Teloloapan, al oeste de Iguala, y después al de Cuetzala antes de ser divididos en dos o más grupos.
"Son indicios, son comentarios que generan, que alimentan, la fe y la esperanza", sostuvo este académico de izquierda cuyo predecesor en la gobernatura, Ángel Aguirre, dimitió el mes pasado en medio de violentas protestas contra su forma de manejar este caso.
Están "escondiéndolos, moviéndose, evadiendo la búsqueda", afirmó Ortega que, sin embargo, reconoció que hay "incertidumbre" sobre si los jóvenes están vivos o muertos.
Al menos 22 policías de Iguala, una ciudad de 140.000 habitantes, están detenidos acusados de haber disparado a los jóvenes y haberlos entregado después a sicarios del cártel Guerreros Unidos, al que servían Abarca y Pineda.
Las autoridades no han reconstruido lo que sucedió a partir de ese momento aunque, por declaraciones de otros detenidos, temen que los jóvenes fueron asesinados y enterrados.
Nuevas protestas en la capital
Un grupo de los enfurecidos padres de las víctimas tenían previsto participar esta tarde en una nueva manifestación multitudinaria de universitarios en Ciudad de México.
Esta marcha, que iría desde la residencia de Peña Nieto hasta la céntrica plaza del Zócalo, supondrá el arranque de otros tres días de huelgas y marchas para exigir justicia por el crimen.
Otros impactantes casos en los últimos años en México acabaron de forma trágica.
El año pasado, los cuerpos de 13 jóvenes secuestrados a plena luz del día a la salida de un bar capitalino fueron encontrados en una fosa tres meses más tarde.
La semana pasada, en la región fronteriza de Tamaulipas (noreste) se hallaron los cadáveres de tres hermanos estadounidenses y de un mexicano que habían sido secuestrados dos semanas antes.