Temores de fraude marcan votación en Honduras
Más de seis millones de hondureños fueron convocados a las urnas ayer en un clima crispado ante temores opositores de fraude y cuestionamientos a la postulación a la reelección del presidente Juan Orlando Hernández.
El proceso se desarrolló sin incidentes. El gobierno desplegó más de 35.000 efectivos policiales y militares en todo el país para garantizar la seguridad del proceso, indicó el ministro de Seguridad, Julián Pacheco.
“La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de Honduras somos responsables de blindar este proceso, el cual debe ser uno de los más concurridos de la historia del país, y al que más seguridad se le ha brindado”, acotó.
La decisión de la Sala Constitucional de permitir la inscripción de la candidatura de Hernández, pese a que la Constitución prohíbe la reelección presidencial consecutiva, levantó las críticas de la oposición y denuncias de un posible fraude.
Tres en carrera
El mandatario votó a primera hora en su ciudad natal de Gracias, en el oeste del país, acompañado de su hija y de diputados del oficialista Partido Nacional (PN).
“Cuatro años más”, coreaban sus simpatizantes que lo rodearon cuando llegó a su mesa. “Es impresionante la respuesta” de los votantes, expresó Hernández.
Hay nueve candidatos presidenciales, pero según las encuestas solo tres tienen posibilidades de vencer.
Además de Hernández, en el poder desde 2014, compiten el académico Luis Zelaya, del Partido Liberal (PL, derecha), y el periodista Salvador Nasralla, de la izquierdista Alianza de Oposición contra la Dictadura.
Tanto Nasralla como Zelaya advirtieron que no reconocerían una reelección del mandatario.
El candidato liberal votó en la localidad de Santa Lucía, cerca de la capital, donde alertó que “es un proceso atípico con una reelección ilegal”, pero aseguró que tendrá una ventaja de siete puntos sobre Hernández.
Entre tanto, Nasralla, hizo un recorrido por varios centros electorales de la capital para motivar a sus simpatizantes a darle el voto. También llamó a sus seguidores a estar vigilantes ante posibles irregularidades y a denunciarlas a los observadores internacionales.
En la Escuela 11 de Julio de la colonia capitalina Nueva Suyapa, una comunidad marginal controlada por la pandilla Barrio 18, el albañil José Cerrato, de 69 años, hacía fila desde temprano para votar por Hernández. “Estoy consciente de todo lo que ha hecho el gobierno. Con la delincuencia aquí uno peligra, sale de la casa y no sabe si va a regresar, pero antes estaba más peligroso”, comentó.
En otro punto de la escuela, la activista de la oposición izquierdista Yamileth González, candidata a diputada suplente, denunció que el oficialismo ofrecía víveres y dinero para comprar votos a favor del presidente.
Sin embargo, los comicios son los más vigilados de los últimos tiempos en Honduras, con 16.000 observadores, de los cuales 600 son extranjeros de la Unión Europea, la OEA y otras entidades, según David Matamoros, del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Para el analista Víctor Meza, investigador del Centro de Documentación de Honduras, hay un “clima de crispación” en el país por “la reelección, que es la forma encubierta y semilegal del continuismo autoritario del presidente”, Hernández.
Meza alertó de una situación explosiva debido a que los tres candidatos mayoritarios dicen tener certeza del triunfo y que no aceptarán la derrota. (I)