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Sismos derrumban la economía de poblaciones italianas

Sismos derrumban  la economía de poblaciones italianas
Foto: AFP
20 de noviembre de 2016 - 00:00 - Irene Savio, especial para El Telégrafo

Bianca se despertó sudada. De nuevo. En los diarios nacionales, la noticia ya no aparece o, si está, no ocupa más que pocas líneas. A la tierra no le importa: sigue y sigue temblando. Una y otra vez. Ahora con menos intensidad, pero ello no ha alejado el miedo. Ni ha hecho desvanecer los daños, psicológicos y materiales, de los terremotos que han sacudido a la Italia central desde agosto pasado. 

“Mi madre tiene 77 años, y mi padre 84 y es un enfermo terminal. ¿Qué pasará la próxima vez si la sacudida sísmica es más fuerte?”, se queja Bianca, habitante de la zona golpeada.

En los burgos de los montes Apeninos, tras dos meses y medio de temblores, hasta la economía se ha venido abajo. En  prácticamente la totalidad de los pueblos afectados de Umbría, Las Marcas, Lacio y Los Abruzos, además de los gravísimos daños a las casas y edificios públicos, también las actividades económicas se han interrumpido, o continúan pero no a pleno ritmo. “Es un desastre. No sé cómo nos recuperaremos”, dice Manuel Paglialunga, un camarero de Norcia. La cafetería en la que trabajaba se encuentra ahora en la llamada ‘zona roja’, como el resto del centro histórico del pueblo, situado cerca del epicentro del último gran temblor del 30 de octubre, cuando alcanzó la magnitud 6.5 de la escala Richter.

En una zona donde las grandes empresas cerraron desde hace años y la despoblación campea ya desde décadas, todos los principales recursos de la población han sido azotados: ganadería, turismo y agricultura. Tanto que la organización agrícola ConfAgricoltura ha estimado que están en riesgo 17.000 toneladas de productos alimentarios autóctonos, equivalentes a 122 millones de euros al año, de los cuales 13 millones estaban destinados a la exportación.

Mientras que Coldiretti, otro gremio de agricultores, alertó que 3.000 granjas podrían desaparecer por las sacudidas sísmicas. De hecho, no son pocos los pueblos donde la población ya ha abandonado el lugar, muchos obligados por las autoridades ante la peligrosidad de la situación. En Castelluccio, donde se cultivaban anualmente 1.600 millones de kilos de lentejas —la más famosas de Italia— , apenas quedan 40 caballos, cuya evacuación también se ha previsto para finales de este mes. En Tolentino, que solo en parte fue dañado y donde el sector avícola vale 1.600 millones de euros al año, algunos empresarios aseguraban esta semana haber perdido el 90% de sus ventas. En Norcia, en la que el año pasado se produjeron 800.000 jamones, incluso algunos grandes establecimientos han resultado dañados y ahora lucen en un estado de abandono.

Y, por supuesto, también ha sido lastimado de gravedad el patrimonio artístico de los Apeninos, columna vertebral de Italia y donde se conservan algunas de las más bellas y frágiles edificaciones medievales de Italia y de Europa. En total, las sacudidas sísmicas que se han sucedido destruyeron el 60% de las casas y cerca de 5.000 monumentos, en su mayoría iglesias. “Italia central es uno de los lugares de la identidad, no solo occidental”, explicó el pensador Marc Augé. “El corazón de la Edad Media podría permanecer solo en los libros”, escribió el diario romano Il Messaggero.

En Norcia, patria de los pintores Rafael y Perugino, se vino abajo incluso gran parte de la Iglesia de San Benedicto, patrono de Europa. En Amatrice se cayó la Torre Cívica, que había sobrevivido al terremoto de agosto. En Preci se desplomó la abadía que, como otras tantas en la zona, no era solo un lugar de rezo, sino también movía una economía. Pescara del Tronto, posiblemente la aldea más afectada, no es más que un cúmulo de escombros.

En este escenario apocalíptico, la caída en el turismo ha sido drástica e inmediata y ha afectado hasta las regiones cercanas a la zona. “Desde la primera sacudida del 24 de agosto perdimos a más del 60% de los clientes”, explicaba Giuseppe Bini, quien regenta junto a dos jóvenes la taberna Prosciutteria del Corso, en Spoleto, localizado en Toscana, a una hora y media en coche del área más afectada. “Después del terremoto de agosto nos habíamos recuperado un poco. La gente había regresado. Pero estos últimos dos (del 26 y el 30 de octubre) nos han dado el golpe final”, se quejó Fabio, el recepcionista del Hotel Charleston.  

La tierra deformada

A Silvia Sigali Parasecolo, rescatista de los Alpinos italianos —una unidad de élite que opera mayoritariamente en las montañas de Italia—, le impresionó particularmente el tajo de 70 centímetros de profundidad y unos diez kilómetros de extensión que ha aparecido en la montaña Vettore, ubicada en la cadena montañosa de los Montes Sibilinos. “No es algo común”, explicó Sigali.

De ahí, contó, que ya hayan empezado las pesquisas de los estudiosos, geólogos y sismólogos en su mayoría, que están subiendo a la montaña para entender qué ha ocurrido en el sitio. La herida de la montaña coincide con “la falla sísmica que ha generado el terremoto”, ha dicho al diario La Repubblica, Paolo Marco De Martini, coordinador del grupo Emergeo, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología.

Que la tierra se haya trasformado después de los sismos lo demuestran también las muestras tomadas en el suelo de algunos de los pueblos afectados. En Norcia, la tierra se hundió 70 centímetros; en Castelsantangelo sul Nera, 18 centímetros, y en Acuumoli, 20 centímetros.

Dicho esto, la mayoría de las quejas de los habitantes conciernen la construcción de obras, públicas y privadas, en zonas de riesgo sin reglas antisísmicas y sin control en los materiales, algo sobre lo que la magistratura italiana ha abierto investigaciones judiciales. “Estamos hablando de burgos medievales”, dijo Renzi, poco después del sismo de agosto. “Hubo retrasos, corrupción y mala gestión”, han acusado los críticos. “Las muertes son culpa de la actuación del hombre, no del sismo”, subrayó el obispo de Rieti, monseñor Domenico Pompili, en unos funerales de parte de los casi 300 fallecidos hasta la fecha por la catástrofe.

Por ello, para hacer frente a los daños de los sismos, el Parlamento italiano autorizó que se alcance el 2,4% de déficit (ahora Italia está en el 2,3%), es decir, 1.600 millones de euros más de lo previsto en los presupuestos antes de los sismos. Y el primer ministro, Matteo Renzi, le dijo a la Unión Europea que, de ser necesario, no respetará el Pacto de Estabilidad, es decir, las reglas de disciplina presupuestaria europeas que imponen límites al déficit público y a la deuda de los países de la eurozona. Algo por lo que la oposición lo acusó de querer maquillar el presupuesto italiano.

“Lo reconstruiremos todo”, ha repetido una y otra vez Renzi, aunque no sean pocos los que dudan de que esto sea posible. Otros han calculado que, de realizarse, la reconstrucción duraría treinta años. Pero, más allá de los debates políticos, el gran escollo según los técnicos es que el total de los fondos necesarios para primero atajar las emergencias y luego reconstruir todo —puentes, casas, fábricas, establos, iglesias, carreteras— aún no pueda calcularse con certeza. Todo esto al tiempo que los centros de investigaciones sismológicas ya han alertado de que no se descartan más sacudidas sísmicas de importancia, incluso de 7 grados de magnitud en la escala Richter. Eso sí, no se sabe cuándo. El último terremoto que alcanzó esa potencia ocurrió en Messina (Sicilia) y fue en 1908, recalcaba Antonio Piersanti, del Centro de Sismología de Italia.

Y también es posible que las réplicas duren mucho, quizá también un año, añadió.

Italia es, en efecto, una nación increíblemente peligrosa desde un punto de vista sísmico.

Otros terremotos de relieve que afectaron a la misma región fueron los de L’Aquila en 2009 y de Colfiorito en 1997, algo que refleja que la falla apenina es una de las más activas de Italia. Otra es la que se encuentra bajo los Alpes, que provocó el trágico terremoto de Friuli en 1976.

De las 20 regiones italianas, 12 han sido golpeadas por terremotos destructivos desde el 14 enero de 1968, cuando se produjo el gran terremoto de Belice, en Sicilia. (I)  

Un experto lamenta la falta de prevención sísmica en el país 

El centro de Italia, sacudido por tres terremotos en poco menos de dos meses, sigue amenazado por un fuerte sismo, advirtió recientemente un experto italiano, para quien la prevención continúa siendo insuficiente. “Pensamos que esta secuencia durará un poco y no podemos excluir que haya otros acontecimientos importantes”, declaró el presidente del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), Carlo Doglioni.

En Italia, los daños empiezan a partir de los sismos de magnitud 5,5, explicó en una reunión con la prensa extranjera. Ocho sismos de una magnitud superior a 5,5 fueron registrados en el país durante los últimos diez años, tres de ellos desde el 24 de agosto.

“Toda la cadena de los Apeninos y la cadena alpina son zonas de elevado riesgo sísmico”, recordó este experto.

Para Doglioni, sin embargo, Italia sigue a la cola en materia de prevención de riesgos. Está desgraciadamente “en la naturaleza del italiano hacer poca prevención”, lamentó.

“En materia de prevención, podemos y debemos trabajar. En Italia está claro que el tejido urbano es tan difuso, tan antiguo, que para una actividad de este tipo serán necesarias varias décadas. Se tiene que empezar, y es seguramente el buen momento para hacerlo, teniendo en cuenta que hemos esperado demasiado”, explicó.

El INGV dispone de varias estaciones sísmicas en todo el país para medir cualquier actividad sísmica, además de 250 equipos de GPS que permiten evaluar los movimientos de la corteza terrestre.

Durante el último terremoto del 30 de octubre, la sacudida de magnitud de 6,5 provocó en algunos lugares un desplazamiento del suelo de 70 cm, según este instituto.  

Italia pidió al fondo solidario de la Unión Europea (UE) 7.000 millones de euros (casi $ 7.500 millones) para paliar los daños causados por el terremoto de agosto pasado. El cálculo no incluye los daños causados por los terremotos de octubre, en los que resultaron completamente destruidas localidades en las regiones de Marcas y Umbría. (I)

Datos

La madrugada del 24 de agosto, el terremoto de magnitud 6,2 grados sorprendió a los habitantes en Amatrice, Accumoli, Pescara del Tronto y Norcia, lo que dejó en escombros a cientos de viviendas y otros edificios.

El temblor y las réplicas que siguieron causaron 296 muertes y cientos de heridos.

El 26 de octubre, otros dos fuertes sismos, de 6,0 y 5,4 grados sacudieron la ciudad de Roma y otras localidades del centro de Italia.    

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