Especial Fin de Año 2017
Siria, lejos de la paz por fracaso en los diálogos
Un mapa expuesto en una conferencia de prensa en Ginebra, tras el fracaso del último intento de la ONU de negociar la paz en Siria, y que exhibe la partición de su territorio entre distintas entidades que ejercen el control es la mejor muestra de que el país está aún muy lejos de la paz y la normalidad.
Si bien su intensidad se ha atenuado mucho -frente al pico que alcanzó hace justo un año por la ofensiva del Ejército sirio y de sus aliados para recuperar Alepo- el conflicto persiste y la inestabilidad es una amenaza constante para Siria.
El mediador de la ONU en las negociaciones de paz entre oposición y Gobierno sirio, Staffan de Mistura, lo probó el pasado 14 de diciembre, mostrando el mapa que evidencia que aunque el Gobierno del presidente Bashar al Asad controla la mayor parte del centro y sur del país y los principales centros urbanos, otras fuerzas siguen presentes.
El noreste de Siria está controlado por fuerzas kurdas, diversos grupos rebeldes se encuentran en la provincia de Idleb y en áreas desperdigadas del sur, y todavía hay remanentes del Estado Islámico (EI) cerca de la frontera con Irak.
Para la ONU y buena parte de la comunidad internacional, la única manera para que Siria retorne a la normalidad es mediante un arreglo político basado en una reforma de la Constitución y en elecciones, conforme a la resolución 2254 del Consejo de Seguridad, que establece los parámetros de la misión confiada a De Mistura.
En los dos años transcurridos desde la adopción de esa resolución, el Gobierno utilizó pretextos para eludir esa discusión y el fracaso de la última ronda de negociaciones convocada por De Mistura -en diciembre- indica que ni sus triunfos militares le hicieron cambiar de posición.
El bloqueo siempre es el mismo: el rol del presidente sirio, Bashar al Asad, en el futuro de Siria, sobre lo cual ni él ni su entorno aceptan ni la más mínima discusión, como tampoco la han aceptado hasta ahora en relación a cambios en la Constitución o a elecciones libres.
Nunca como ahora ha sido tan claro que la llave de oro para una solución definitiva de la crisis siria y del inicio de una fase de reconstrucción del país está en manos del presidente ruso, Vladímir Putin, quien ha mostrado en el último año que tiene sus propias ideas sobre lo que debe ser un proceso de paz para Siria.
La victoria de las fuerzas rusas en Siria -de las cuales una parte importante volverán en breve a Rusia- y el repliegue casi total de Estados Unidos en este expediente han asentado la influencia de Rusia en Oriente Medio y consolidado el trío ruso-turco-iraní. (I)