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Entrevista / Edgardo Buscaglia / experto en Seguridad y Crimen Organizado

"Si no se inicia un maxiproceso habrá una tercera temporada del show de El Chapo"

Edgardo Buscaglia, experto en Seguridad y Crimen Organizado
Edgardo Buscaglia, experto en Seguridad y Crimen Organizado
Foto: Diario Basta
17 de enero de 2016 - 00:00 - Paula Mónaco Felipe. Corresponsal en Ciudad de México

El Chapo es una ‘caricatura’: un personaje fabricado por gobiernos y poderes para tener un símbolo a quien combatir. Así lo asegura Edgardo Buscaglia, experto en seguridad y crimen organizado.

Joaquín Guzmán Loera no es el máximo líder del cartel de Sinaloa sino parte de una organización que, aun sin él, seguirá funcionando a la perfección, asegura el director del International Law and Economic Development Center e investigador principal en Derecho y Economía en la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

Lo cierto —señala Buscaglia a EL TELÉGRAFO— es que la organización de Sinaloa tiene presencia en 59 países con una gran red de complicidad política y negocios “legales”. Un verdadero corporativo criminal que maneja tráfico de drogas, armas y personas, entre otros rubros. Una máquina de lavar dinero que la mayoría de las veces termina invertido en Europa, Estados Unidos y Canadá.

¿Qué opina sobre el caso Joaquín Guzmán Loera?

Combatir a una organización que desafía al Estado o que captura pedazos de Estado siempre involucra una guerra psicológica en la cual se tienen que crear caricaturas para el público y la élite política. Se personifican alrededor de la imagen de Osama Bin Laden, de El Chapo Guzmán o de quien sea. Siempre tratan de aplicarle el síndrome de Al Capone, es decir crear un símbolo sobre el cual hay que combatir y demonizarlo para que después se justifiquen los presupuestos y las acciones de los Estados en pos de capturarlo. Aquí, El Chapo Guzmán es más un símbolo que la organización misma: Sinaloa es un organigrama de muchos tentáculos que tiene dinero metido en la economía legal y está formada por un directorio con jurisdicción regional sobre diferentes partes del territorio mexicano y centroamericano.

Entonces, ¿no es el líder único del cártel?

Guzmán es uno de los miembros de ese directorio en el que se dividen los negocios. También están el ‘Mayo’ (Ismael) Zambada, José Esparragoza Moreno. El ‘Azul’, y familiares de El ‘Chapo’. Lo más interesante de esa organización es cómo se ha institucionalizado a lo largo de los años, cómo forma parte del esquema de protección institucional que se expandido y sigue creciendo por más que El Chapo esté en la cárcel. Obtienen protección financiando a diferentes ámbitos del Estado, sea mexicano, centroamericano o de otros países. Tienen empresas legales que utilizan como pantalla y también financian campañas electorales. Eso no se ha tocado ni veo que se intente tocar; no veo acciones para contener a esa organización criminal. Contenerla —enfatiza— porque eliminarla es casi imposible.

¿Cuáles empresas “legales” tiene el cártel y dónde ha puesto dinero?

Estudios señalan que en el sector agropecuario existen empresas que reciben subsidios del gobierno y tienen a familiares de Guzmán Loera y a miembros del cartel de Sinaloa como propietarios, por ejemplo, y ninguna de ellas ha sido auditada. Además, colocan mucho dinero fuera del país. En mi nuevo libro, Lavado de dinero y corrupción política, presento datos según los cuales Sinaloa es una de las 5 organizaciones más grandes del planeta en poder patrimonial, quinta después de China, Rusia y 2 organizaciones criminales italianas. Realizan cientos de transacciones para esconder el origen sucio del dinero, contratan a expertos para generar una estructura económica de transacciones hasta que el dinero aparenta ser limpio. Entre el 65% y el 68% del dinero sucio que se genera a través de drogas, armas, trata de personas, fraudes, etcétera, termina en países de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá. El dinero del cartel de Sinaloa va a parar a los países más ricos, la mayor parte está siendo lavada allá.

En su reunión y entrevista con el actor Sean Penn, Guzmán se negó a hablar del gobierno mexicano, ¿por qué cree que lo hizo?

Está escondiendo sus cartas como quien juega póker y las guarda para colocarlas cerca del techo. Mantiene información como mecanismo de negociación, no se lanza a decir quiénes son buenos y malos en el gobierno, pero no hay caso en el planeta donde no se aplique la “ley de gravedad de la delincuencia organizada”: cuando cae un megacapo, también caen cientos de personas. Se constituye lo que llamamos un maxiproceso, es decir causas penales contra políticos, empresarios, sindicalistas, líderes de sociedad civil… pedacitos del gran rompecabezas que es la organización criminal. Sin embargo, si México no inicia un maxiproceso, esta detención va a seguir siendo inconsecuente como la primera y la segunda, habrá otra vez en la tercera temporada de este show.

¿Cree que el proceso llegue hasta altas esferas o solo se enjuiciará a cómplices operativos, como en el caso de la segunda fuga?

Si México tuviese una fiscalía medianamente autónoma, jueces independientes, en este momento ya existiría un maxiproceso en plenitud. Lamentablemente el sistema judicial mexicano refleja la corrupción política descontrolada que lo hace imposible. Sin eso, no hay manera de frenar a la organización Sinaloa, que está presente en 59 países del mundo. No se ve esa iniciativa por parte del Estado mexicano porque, si comienzan a investigar y a destapar la cloaca, van a terminar salpicando a políticos, tanto aliados como opositores del Presidente. Ese gran proceso no ha comenzado y hasta que no lo haga, no veremos el principio del fin.

¿Por qué México decide ahora extraditarlo, cuando antes se negaba a hacerlo?

Insisto, este hombre ya no es importante para la organización Sinaloa, tan diversificada en su poder y compuesta por un directorio bien desarrollado y coordinado que va a seguir creciendo con o sin el ‘Chapo’. Ahora lo extraditan por presión internacional y porque no pueden mantenerlo en la cárcel: es tragicómico que se les haya escapado de la manera en que lo hizo el año pasado y si se fuga nuevamente, el Partido Revolucionario Institucional (PRI, oficialismo) perdería toda capacidad de ser elegido, sería un harakiri político. El único lugar donde pueden tenerlo es Estados Unidos, sin embargo, el procesarlo allá quitará toda posibilidad de un maxiproceso contra políticos y empresarios mexicanos.

¿Por qué la justicia estadounidense no desnudaría las complicidades en México?

Cuando los fiscales norteamericanos tienen una causa contra políticos extranjeros, intervienen el Departamento de Estado y la Casa Blanca. Es muy fácil avanzar sobre un exgobernador mexicano, lo han hecho varias veces, pero es muy difícil hacerlo sobre un gobernador o senador en ejercicio porque esa acción desestabiliza a cuantiosos negocios en juego. Genera chispazos, cortocircuitos que no les gustan mucho a los departamentos de Estado, Tesoro o Comercio (de Estados Unidos). Además, los procesos de extradición limitan mucho la capacidad de hacer justicia de cara al pueblo mexicano, en un juicio oral, porque los jueces norteamericanos normalmente aplican un criterio de seguridad para cerrar la audiencia. Es decir, la extradición tiene claroscuros: es buena por un lado, porque es una válvula de escape para el fallido sistema judicial mexicano, y es malo porque limita el ámbito de acusaciones.

¿Cambia en algo la situación del narcotráfico en México con la reaprehensión de Guzmán Loera?

No. En la medida de que no exista un maxiproceso, no cambiará nada: el mercado va a seguir estructurado y habrá luchas territoriales como hasta ahora, aunque la organización Sinaloa es muy desarrollada y no se agarrarán a tiros entre ellos. Además, tienen mecanismos de reemplazo en su directorio.

¿Qué opina sobre los términos y el momento de la captura? ¿Encuentra utilización política o puntos opacos?

El mundo de la política conjugada con la inteligencia operativa es muy tenebroso. La información sobre dónde se encuentra la persona, cuándo aprehenderla y las negociaciones por debajo de la mesa con alguien que después se deja capturar, ocurren muy a menudo en diferentes países. Por ejemplo, con Pablo Escobar se negociaba la captura y con las mafias italianas también. La negociación para capturar un capo y para atenerse a beneficios en el procedimiento penal no son recursos ilegales en sí mismos. En este caso (tercera detención del ‘Chapo’) hubo un tiroteo que se ve genuino y una captura aparentemente genuina después de que trató de escapar, pero el momento político para capturarlo creo que le vino muy bien al Presidente y a una administración golpeada por sus incompetencias.

¿Qué nos dice sobre el México actual la historia de esta persona que en 12 años ha sido detenida 3 veces y se ha fugado en 2 oportunidades?

Es un país que se caracteriza por un pacto de impunidad política que es el caldo de cultivo para los chapos guzmanes que vendrán a futuro. Se necesita una reforma política que establezca controles al financiamiento de campañas electorales y controles a los mecanismos por los cuales se elaboran las listas de candidatos, para que la criminalidad no se mezcle con la política de forma tan fácil como ocurre hoy, cuando un delincuente puede pasar a ser político de la noche a la mañana. México es un país que pretende marchar hacia una democracia, o por lo menos lo declara, pero está lejos de llegar a serlo. (I)

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