Rusia acusó ayer a Kiev y a varios “países occidentales, sobre todo a Estados Unidos”, de “deformar” el acuerdo de alto el fuego para el este de Ucrania y que debió entrar en vigor a la medianoche.

“El hecho de que responsables de la parte ucraniana (...), así como los de algunos países occidentales, sobre todo Estados Unidos (...) comenzaran a deformar los acuerdos de Minsk” suscita “gran preocupación”, afirmó el ministerio de Relaciones Exteriores ruso en un comunicado.

El texto de los acuerdos “Minsk 2” llegó tras 10 meses de hostilidades que han provocado casi 5.500 muertos.

En este sentido, el G7, el Consejo Europeo y la Comisión Europea pidieron el respeto estricto de los acuerdos.

La mayoría de los expertos opinan que el nuevo acuerdo de paz es insuficiente, ya que no prevé mecanismos concretos para resolver cuestiones litigiosas. El jefe adjunto de la administración presidencial ucraniana, Valery Chaly, aseguró que “si fracasa el alto el fuego, Ucrania recibirá ayuda militar de Occidente”.

Por su parte, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, dijo ayer que hablaría por teléfono con Angela Merkel, François Hollande y Barack Obama sobre la situación en el este del país antes de la entrada en vigor del alto el fuego pactado con los separatistas prorrusos, precisó en un discurso ante guardias fronterizos.